
Inició el debate en Venezuela, ¿reabrir o no las congregaciones en tiempos de pandemia? Las opiniones del liderazgo cristiano están polarizadas, muchos alegan que en nuestra nación los efectos del Covid-19 han sido benévolos, por lo tanto podemos reabrir extremando los cuidados sanitarios. Otros sencillamente alegan que es un alto riesgo reabrir porque ahora es que la pandemia está alcanzando el pico en el país.
Quienes tienen un sistema de células (iglesias de casas) y un discipulado sólido, con uso de medios de comunicación y redes sociales, le restan importancia a congregarse en los templos todavía; mientras que quienes no tienen lo anteriormente descrito piden la reapertura de las congregaciones, no importando que muchos de sus miembros no podrán asistir (niños y adultos mayores).
Al respecto ofreceremos nuestro humilde e imparcial punto de vista, no como quien mira los toros desde la barrera, sino como arte y parte del cuerpo vivo de Cristo en Venezuela.
En primer lugar, analizaremos las implicaciones sanitarias, según las conversaciones adelantadas con las autoridades venezolanas por parte de varias confraternidades de pastores regionales y organizaciones cristianas nacionales acerca del protocolo a emplear:
- Se habla de una asistencia máxima de un 25 % de la capacidad de cada templo, guardando un mínimo de metro y medio entre cada asistente.
- No podrán asistir niños ni adultos mayores.
- Deben desinfectarse todas las áreas antes y después de cada servicio, incluyendo ductos de aires acondicionados.
- Desinfección de manos y calzados al entrar y uso obligatorio de mascarilla.
- Un mínimo de una hora entre servicio y otro para poder desinfectar cada área.
- Uso de mascarillas por parte del grupo de alabanza y demás personal de servicio de la iglesia.
Revisemos ahora lo que juega en nuestra contra con esta pandemia, a diferencia de los templos católicos:
- La mayoría de nuestros templos son pequeños y repletos de congregantes, y con techos bajos.
- Sistema de aire acondicionado o ventiladores que aceleran la propagación del virus.
- En muchos templos hay poca agua para lavarse y poca cantidad de baños.
- Escasos ingresos como para invertir en los desinfectantes adecuados, mascarillas, entre otros implementos sanitarios.
- Por la poca cantidad permitida de congregantes por servicio, muchos tendrían que hacer varios servicios dominicales para darle cabida a toda la feligresía.
- No podrán asistir las familias completas.
- ¡A quién dejamos entrar y a quién dejamos fuera esperando a ver a cuál servicio alcanzan a entrar?
Entre muchos otros aspectos que por motivos de espacio no podemos enumerar.
Hay gobernadores que han respondido positivamente a las peticiones de reapertura de los pastores, como es el caso del estado Carabobo, pero no sabemos si por nosotros o porque vienen los actos religiosos por la beatificación de José Gregorio Hernández y a las autoridades no les queda más que aceptar que la Iglesia Evangélica y otras confesiones reabran también.
Lo que si es importante recalcar, es el extremo cuidado que debemos tener para evitar contagios y que luego traigan una arremetida contra la Iglesia del Señor en general. Algunos pastores que consultamos indicaron que prefieren esperar unas semanas más, no por temor al Covid-19, sino por precaución, de manera de evitar males mayores, más en estados donde existen brotes de contagio, como por ejemplo el estado Zulia.
Aquí impera la ponderación y la madurez, aunque haya autorización de reabrir, si algún pastor considera que su congregación no garantiza la seguridad para celebrar servicios, debe primar la honestidad y seguridad de los miembros por encima de las reuniones, pues a fin de cuentas la responsabilidad recaerá sobre el ministro que está al frente de cada iglesia, sea este pastor, apóstol, obispo o misionero.
Tampoco debemos olvidar que el Espíritu Santo habló por ministros de varios países que aguardáramos un poco más porque Satanás había planeado usar esta pandemia para atacar a los cristianos y ministros. Recordemos que muchos pastores por burlarse públicamente de la crisis sanitaria y rehusar acatar la normativa hoy están en la presencia de Dios debido al Covid-19, exponiendo también a los miembros de sus congregaciones.
La idea no es polemizar y seguir polarizados en cuando a reabrir o no los templos, lo importante aquí es la seguridad de todos y el sometimiento de este virus en el nombre de Jesús. A fin de cuentas, Jesucristo dice: «donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» (Mateo 18:20). La Iglesia está es todas partes donde estén los creyentes.
Georges Doumat B