
Una de las cosas más difíciles para un adolescente es presentarse como un modelo para los demás. Resulta mucho más fácil observar el comportamiento de otros, y opinar si son correctos o si dan un mal ejemplo.
La Biblia dice en 1ª Timoteo 4:12: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza”. Esto lo dijo el apóstol Pablo al joven Timoteo, y puso sobre sus hombros “la presión de ser un muchacho ejemplar”. Muchos podrían opinar que el apóstol fue demasiado exigente, y que la juventud es para equivocarse y aprender.
ALGUNAS PREGUNTAS
Cuando se pide a los jóvenes que sean ejemplos para otros, se está demandando asumir una responsabilidad pública y caminar en la sociedad en contramano con los gustos, costumbres y pensamientos pecaminosos.
Surgen algunas preguntas, tales como:
- ¿No es demasiada responsabilidad para un muchacho joven?
- ¿Es realista exigir a un joven ser un buen ejemplo para otros?
- ¿Es pecado no ser un buen ejemplo?
QUÉ DICE LA BIBLIA
Responderemos con la Biblia a las tres preguntas:
- Las responsabilidades se enseñan desde la niñez y van acorde a la edad —a mayor edad, mayores responsabilidades. Para un adolescente cristiano, el ser un buen ejemplo es un compromiso con Dios, su familia, su iglesia y consigo mismo. Así que es Dios mismo por medio de su palabra quien pone esta responsabilidad, y de esta manera Él quiere glorificarse. “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo” (Mateo 5:16).
- La realidad del evangelio nos muestra que no hay cristianismo de palabra sino de frutos. Pensar en predicar y no demostrar lo predicado nos volvería hipócritas. Todo joven está obligado a sostener su fe con hechos, y así su testimonio de vida es un mensaje: “Para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios” (Colosenses 1:10).
- Es pecado no ser un buen ejemplo para los demás. Cada uno fue llamado a una vida con propósitos, ¿realmente debo ser un ejemplo para otros? La presión de ser un “joven ejemplar” y uno de ellos es guiar a otros a la verdad. Al ignorar este propósito, estamos ignorando al que llamó —Dios— y desobedeciendo el mandamiento de ser ejemplo para los demás. “Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace” (Santiago 4:17).
¿ES REALMENTE POSIBLE?
La presión de ser un muchacho ejemplar no significa que no habrá errores y fallas por el camino, sino tener la convicción de ser un buen ejemplo y trabajar por el vocabulario, las costumbres, comportamientos, y presentar un estilo de vida sano y atractivo. Así cada vez que haya errores o fallas, serán involuntarios y fuera de lo normal en tu vida diaria.
La juventud necesita de buenos ejemplos, y los jóvenes que quieran ser los modelos deberán afrontar la presión y saber que al hacerlo están predicando con sus vidas. No hay cristianismo sin compromiso ni testimonio sin frutos.
revistalafuente.com
Miguel Gill
Pastor, teólogo y docente
pstormiguel@gmail.com