Necio es uno de los más contundentes calificativos que las Sagradas Escrituras da a aquellos hombres que desconocen o niegan la existencia de Dios. «Dice el necio en su corazón: “No hay Dios”. Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!» (Salmo 14:1. NVI).
La lista de destacados necios de la historia es larga. Unos son científicos, otros militares, otros políticos y gobernantes; los hubo, y hay, letrados e iletrados. A esa larga lista se le acaba de unir el presidente filipino Rodrigo Duterte; estas son algunas de sus más recientes frases que levantaron controvertidos comentarios por parte de los católicos y cristianos de su nación y el mundo:
“Renuncio al cargo si alguien me prueba que Dios existe”. “Tráiganme una persona, solo una, que diría: ‘esos tontos de la Iglesia me dijeron que fuera al cielo y hablara con Dios. Realmente hay Dios. Aquí tenemos una foto, tomé un selfie’”. “Haces eso hoy, un solo testigo de que hay un tipo, un ser humano que pudo hablar para ver a Dios… De los tantos miles de millones que han estado aquí (en la Tierra), solo necesito uno. Y si hay uno, señoras y señores, voy a anunciar mi renuncia de inmediato”. “¿Quién es ese Dios estúpido?”, después que “crea algo perfecto y luego piensa un evento que destruirá la calidad de su trabajo… ¿cómo se puede racionalizar un Dios así?”.
A todas luces muestra la ignorancia que tiene de Dios, de su creación y de la relación entre el Altísimo y la humanidad, donde «Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres» (1ª Timoteo 2:5), si hay un mediador es porque Dios existe. Bien escribió el sabio rey Salomón que «la lengua sabia adorna el conocimiento; la boca de los necios profiere tonterías» (Proverbios 15:2). Porque hay que ser un necio para negar la existencia de Dios con tantas evidencias físicas y espirituales, así como testimoniales de quienes un día reconocimos a Cristo como nuestro único Señor y Salvador y este transformó totalmente nuestra vida, borrando nuestro pecado, liberándonos de las ligaduras de impiedad que nos ataban al reino de las tinieblas.
La condición de gobernante de Duterte y su resonante necedad teológico-espiritual nos hace recordar el episodio final entre Pilato y nuestro Señor, cuando el gobernador le preguntó a Jesús de dónde era, y al no responderle, Pilato le dijo: «“¿Acaso no sabes que tengo autoridad para dejarte en libertad, y que también tengo autoridad para crucificarte?”. Jesús le respondió: “No tendrías sobre mí ninguna autoridad, si no te fuera dada de arriba…”» (Juan 19:10-11). Ningún hombre sobre la tierra llegaría a ser gobernante y menos presidente si Dios no lo permitiera.
Duterte olvida que a Dios debe la vida, su carrera, logros y la presidencia misma de Filipinas; no tendría «ninguna autoridad, si no le fuera dada de arriba», del Dios soberano y creador. Por eso su necedad es de mayúsculas dimensiones. «Dios es espíritu» y «ningún hombre le ha visto jamás», dice la Biblia, por lo tanto nadie puede tomarse una selfie con Él. El gobernante filipino pide testigos de la existencia de Dios, de lo contrario se niega a aceptarlo, pues peor para él, porque testigos hay por millones; pero como le dijo Cristo al apóstol Tomás: «Bienaventurados los que no vieron y creyeron», no se necesita ver sino fe para creer en Dios, y la fe no se razona. Razonamiento y fe son antagónicos.
Esperamos que Dios ilumine la mente y corazón de Rodrigo Duterte para que crea y se convierta de las tinieblas en que vive a la luz admirable del Señor, y pase de necio a sabio, de ateo a creyente en Dios; creyente en Aquel ante quien un día compareceremos todos, creyentes o ateos. Oramos también para que deje de ofender a Dios y al 91 % de la población filipina que sí cree que Dios existe; ya que «las palabras del necio provocan contiendas; sus labios convocan a los golpes. El necio provoca su propio mal; con sus propios labios se tiende una trampa» (Proverbios 18:6-7). «Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:37); sentencia Jesucristo.
@GeorgesDoumat
-o-o-o- 1, 2, y 3 -o-o-o-
1) LA LECCIÓN DEL MUNDIAL DE FÚTBOL RUSIA 2018. Al final de la Copa del Mundo Rusia 2018 podemos sacar la siguiente conclusión: Los equipos que descansaban en la calidad de sus jugadores individuales fueron los primeros en ser eliminados, mientras que los que lo hacían en el juego colectivo trascendieron hasta el final. Tal como lo enseña la Biblia, los talentos y llamados son individuales, pero solo en el accionar colectivo, corporal, es que la Iglesia de Jesucristo funciona perfectamente. ¡Ahí nos queda esa lección…!
2) FACEBOOK Y EL HOLOCAUSTO. El fundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, defendió el derecho a negar el Holocausto en la red que fundó, para lo cual argumentó que aunque considera estos contenidos “profundamente ofensivos” no cree que deban ser removidos de la plataforma, ya que los usuarios “no se equivocan intencionalmente” y hacerlo sería “extremo”. ¿Cuáles son las ‘líneas rojas’ para las publicaciones en la red? ¿Acaso no importa que se esté mintiendo y negando el asesinato de más de seis millones de judíos a manos de los nazis? Definitivamente que Facebook avala la falsedad y la decadencia moral.
3) LO DIJO Sydney Stair: “Cuando estamos arriba, en la cúspide del éxito, creemos que estaremos ahí siempre. Igual nos ocurre cuando estamos abajo, en el valle de la desolación. Todo es cíclico. Todo es momentáneo. Todo es pasajero. Después de la tormenta vendrá la calma. Después de la lluvia el sol saldrá. Cuando el sol se duerme, la luna se despierta. Si hoy estás abajo, no te desesperes; cuando la rueda de la vida complete su ciclo estarás nuevamente arriba”.
Y la Biblia DICE: “Nuestros sufrimientos son pasajeros y pequeños en comparación con la gloria eterna y grandiosa a la que ellos nos conducen. A nosotros no nos interesa lo que se puede ver, sino lo que no se puede ver, porque lo que se puede ver, solo dura poco tiempo. En cambio, lo que no se puede ver, dura para siempre” (2ª Corintios 4:17-18. PDT).