«Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado. Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende» (Proverbios 11:24-26).
Me gusta como lo traduce la versión Dios Habla Hoy: «Hay gente desprendida que recibe más de lo que da, y gente tacaña que acaba en la pobreza. El que es generoso, prospera; el que da, también recibe». En este proverbio Salomón nos presenta el rostro de una generosidad audaz: Hay quienes reparten, y les es añadido más; que contrasta con la actitud del avaro, caracterizada por la tacañería: y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
Este proverbio presenta también unos resultados contrastantes en el largo plazo: La actitud del avaro que lo lleva a estar solo y, finalmente, experimentar la ruina, no sólo en lo económico, sino también, y sobre todo, en lo emocional, espiritual y relacional. «Los avaros tratan de hacerse ricos de la noche a la mañana, pero no se dan cuenta de que van directo a la pobreza» (Proverbios 28:22. NTV). Este hecho también lo subraya Salomón en otros de sus libros. «Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano» (Eclesiastés 5:13. RVR60). Por el contrario, al generoso, de actitud desprendida, que da y reparte con liberalidad, prospera, «le es añadido más». Literalmente «y el que da agua o riega, el mismo será regado o saciado con agua». No es un hecho casual que muchos de los hombres con más dinero, se cuentan entre los hombres más filántropos.
La avaricia: deseo excesivo e insaciable por poseer y acumular riquezas
La avaricia es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. En el avaro se aplica el dicho «bastante nunca es suficiente», porque quien ama el dinero, de dinero no se sacia; quien ama las riquezas nunca tiene suficiente.«El que ama el dinero, no se saciará de dinero» (Eclesiastés 5:10a).
La avaricia está fundada en una creencia de escasez, en una perspectiva del mundo en el que la persona ve una cantidad finita y limitada de bienes, recursos y oportunidades, por lo que debe acaparar y atesorar bienes y recursos para enfrentar una eventual escasez.
El avaro piensa con mentalidad de escasez
El avaro tiene una filosofía de vida que comporta actitudes y comportamientos de escasez. El avaro piensa con mentalidad de escasez. Esta mentalidad se traduce en el paradigma que dice «en el mundo no hay suficiente para todos», de allí su tendencia a atesorar / acaparar. La motivación del avaro es el miedo a la escasez.
Detrás de la avaricia hay una actitud de escasez que gobierna toda la vida y se extiende no sólo al manejo económico del dinero y las posesiones, sino que permea a toda la vida relacional. Al avaro no sólo le cuesta compartir lo financiero – económico, sino también sus talentos, su tiempo, sus habilidades, etc.; así mismo le cuesta reconocer méritos, oportunidades y beneficios para otros. Y no sólo con la competencia sino inclusive con quienes le ayudan a producir.
Esa mentalidad de escasez genera actitudes de envidia, dada su tendencia a no reconocer valor en otros. Al avaro le disgusta el éxito y la prosperidad de otros. Le es, además, difícil no caer en el terreno de las comparaciones.
El avaro construye relaciones ganar (él / ella) – perder (el otro), por lo que termina utilizando a las personas más que amarlas y valorarlas. La persona avara tiende a ser una persona utilitaria.
El generoso piensa con mentalidad de abundancia
La filosofía de vida del generoso es «en el mundo hay mucho para todos»; de allí su tendencia a dar y repartir, contrario a la actitud de acaparamiento del avaro.
El generoso tiene una actitud de dar, no sólo de sus bienes y posesiones, sino también de sus talentos, habilidades, tiempo, etc. Así mismo le es fácil ver – reconocer méritos, beneficios y oportunidades para otros. El generoso se mueve con una orientación a la contribución. En ese sentido, la persona generosa, al pensar con mentalidad de abundancia, termina construyendo relaciones ganar- ganar.
El generoso opta por estimular el trabajo colaborativo para aumentar el tamaño de la torta a repartir, y de esta forma incrementar los beneficios. Para esto el generoso trabaja para mejorar la calidad y los beneficios de su oferta (bienes y servicios). Un buen ejemplo de trabajo colaborativo con mentalidad de abundancia es la forma como funciona los negocios de comida rápida, lo cuales se agrupan en ferias de comida. Algunos estudios revelan que juntas las diferentes marcas de comida rápida, logran vender un 20 % más que funcionando en forma individual y aislada.
La generosidad no perjudica al generoso, al contrario, aumenta sus bienes. Eso es así porque se crece en la misma medida que se da. Cuando da, se crea un mayor lugar adentro donde crecer, que termina generando un mayor crecimiento también hacia afuera.
En el plano de los negocios esta actitud se ve recompensada por la percepción favorable de la marca de un producto o empresa, y la consideración positiva del entorno.
Por otra parte, la generosidad no está en contra practicas como el ahorro, el guardar / almacenar en forma previsiva en tiempos de abundancia, para enfrentar tiempos de escasez. Un ejemplo de esto es el personaje bíblico José, quien durante el tiempo del imperio egipcio aprovecho los 7 años de abundancia (vacas gordas), para sobrevivir durante los 7 años de sequía y escasez que reino sobre la tierra.
Steven R. Covey (El 8vo Hábito) describe la mentalidad de abundancia que acompaña al generoso de la siguiente manera: «Mentalidad de abundancia, significa que, en lugar de ver la vida como una competición con un solo ganador, se ve como un cuerno de la abundancia repleto de oportunidades, recursos y riqueza cada vez mayores. Uno no se compara con los demás y siente verdadera alegría por sus éxitos. Las personas con mentalidad de escasez son resultado de una identidad basada en la comparación y se sienten amenazadas por el éxito de los demás. Aunque finjan y digan otra cosa, saben que les consume. Los poseedores de una mentalidad de abundancia ven a sus competidores como unos de los profesores más valorados e importantes».
Enseñanzas para el liderazgo:
Raíz de todo mal es el amor al dinero (La Biblia).
Los líderes efectivos no tienen temor a dar de su conocimiento, habilidades, experiencias, etc. Son movidos más bien por el deseo de contribuir. Liderazgo tiene que ver con servir a otros.
La generosidad o la avaricia son un valor, un estilo de vida por el que se opta.
Mentalidad de abundancia: El éxito personal no implica el fracaso de otros, ni el éxito de otros impide el éxito propio.
En el universo rige la ley de la cosecha conforme a lo que se siembra. Quien siembra generosidad, cosecha abundancia; pero quien siembra avaricia, cosecha escasez. Esta ley aplica a todos los órdenes de la vida: salud, trabajo, relaciones, negocios, etc.
El acaparamiento es comercio sin moral, y este es uno las siete factores que, según Gandhi, terminará por destruir al hombre.
La generosidad es inherente al crecimiento sostenible y rentable de los negocios.
Pensamiento: Para aquel que desea liberarse de la avaricia, la solución es la práctica continua de la generosidad en nuestras vidas.
Arnoldo Arana
Pastor, psicoterapeuta y escritor
arnoldoarana@hotmail.com