(José Luis y Silvia Cinalli – Pastores, consejeros y escritores).-
El consumo de pornografía ha crecido a tal punto que ha trasformado la industria de la prostitución. Por ejemplo en Praga, República Checa, existe una mansión muy concurrida por hombres que acuden atraídos por la novedad. ¿Qué ocurre en esa casona antigua y bien decorada? La persona en busca de sexo tiene la libertad de elegir la pareja y gozar de la actividad sexual preferida, todo sin pagar un dólar. Sólo se le exige autorizar mediante una firma la filmación y distribución del material que resulta de la experiencia sexual en una coqueta habitación.
Sólo una firma a cambio de todo un mundo de ‘sensaciones’ y ‘diversiones’.
Tal vez te preguntes: «¿quién paga a las chicas? ¿Trabajan gratis?». No, los ingresos (cuantiosos por cierto) provienen de los consumidores en Internet, tan abundantes que alcanzan para sostener a las ‘trabajadoras’, los editores de cada ‘cortometraje’, los técnicos que monitorean las escenas durante las 24 horas, el personal de limpieza, de atención a la habitación y los otros puestos necesarios en esta industria. Sí, todo el dinero proviene de los mirones por Internet. Las personas ávidas de imágenes sexuales son las que pagan. Se contentan con mirar; pagan por ver y gozan sin tocar.
Internet se ha convertido en el paraíso del sexo. Los datos hablan por sí solos:
– Cada segundo más de 3 millones de personas pasan por un sitio pornográfico.
– Cada 39 minutos se crea un nuevo video pornográfico sólo en los Estados Unidos.
– La industria pornográfica produce más ganancias que todas las compañías de las nuevas tecnologías juntas (Microsoft, Google, Amazon, Yahoo y Apple).
– La palabra SEXO es la más escrita en todos los motores de búsqueda.
– Los países que producen mayor cantidad de pornografía son: Estados Unidos, Brasil y los Países Bajos.
– La pornografía infantil genera 3 billones de dólares cada año.
– Se escriben más de 2,5 billones de e-mails pornográficos por día.
– Mas del 35% de las descargas que se hacen en la web son de sitios pornográficos.
– El 20% de los hombres consume pornografía en el trabajo.
– El 10% de los adultos admite su adicción a contenidos sexuales en Internet.
– La edad promedio a la primera exposición a contenidos pornográficos es de 11 años.
– Las mujeres chatean más que los hombres en proporción de 11 a 2.
– De cada 3 personas que visitan sitios en Internet para adultos, 2 son hombres y 1 es mujer.
– Más de 9 millones de mujeres acceden a sitios para adultos cada mes.
¿Qué ocurre en el cerebro?
La pornografía genera placer y activa en el cerebro el sistema de recompensa segregando altas cantidades de dopamina (hormona asociada al placer). El deseo de experimentar esa sensación de excitación y satisfacción asegura la continuidad del consumo y produce en muchos casos dependencia o adicción. «Los adictos se vuelven progresivamente más preocupados con la ‘fijación’ sexual hasta que ésta pasa a ser central en sus vidas. En la medida en que la enfermedad progresa, la obsesión sexual toma más control de la vida de la persona y ésta necesita gastar cada vez más tiempo y energía en la actividad sexual para mantener su nivel de excitación», Anne Schaef.
A medida que la adicción progresa se necesita aumentar la cantidad de horas de consumo además de mirar pornografía cada vez más extrema para asegurar la excitación. Pasado un tiempo esto no será suficiente para que el adicto se mantenga interesado. Comenzará a desear algo más oscuro, más degradante, más prohibido y más maligno. Por último, sin medir las consecuencias, su único propósito será satisfacer su lujuria.
El Dr. James McGaugh, psicólogo de la Universidad de California, ha probado que cuando alguien observa algo chocante, estimulante, excitante, como podría ser un accidente o la exposición accidental a representaciones pornográficas, una hormona llamada epinefrina es liberada a la corriente sanguínea y va inmediatamente al cerebro, fijando esa imagen a su mente. El Dr. Víctor Cline, psicólogo clínico de la Universidad de Utah, ha dicho lo siguiente: «Si uno vuelve vez tras vez a exponerse a material de esta naturaleza (pornográfico), poco a poco llegará a tener una biblioteca pornográfica en su mente de la que no podrá librarse. Estará ahí, lista para recordarse, aún cuando esa persona no lo quiera. Existe una gran cantidad de evidencia que sostiene que los comienzos de muchas desviaciones y perversiones sexuales son aprendidas, y una de las formas de aprendizaje es el exponerse a material pornográfico. Es difícil olvidar, ya que la persona tiene dentro de sí una librería de material antisocial».
Un adicto con el que venimos trabajando hace varios años, ante una recaída después de un tiempo considerable de sobriedad, dijo: «Ya no necesito ver pornografía para estimularme, todo está aquí adentro» y señalando con el dedo índice su cabeza repetía: «Está todo aquí y esto es lo que me tortura y no me deja vivir en paz».
Por ello queremos proponerte un camino de transformación y renovación que debe darse en dos planos para que sea satisfactorio y con frutos permanentes: una revolución espiritual y una transformación sexual. Sólo si primero te embarcas en una revolución espiritual será posible ver tu sexualidad transformada.
www.placeresperfectos.com.ar