En mi tarea como consejero muchas veces dialogo con gente que vive apresada por el miedo, un temor creciente que paraliza las iniciativas y obnubila la capacidad de ver una salida, que no todo está perdido y que aún hay esperanza. Son hombres y mujeres de distintas clases sociales, niveles económicos y capacidades intelectuales, que en un punto de su vida han permitido que las circunstancias conduzcan sus destinos.
Es interesante, al leer los Evangelios, que una de las frases recurrentes de Jesucristo hacia sus interlocutores fue: —«No temas». Así de sencilla y directa. Apelando a la voluntad. Dirigiéndose a las emociones. Invitando al intelecto. Sin rodeos ni coloridos discursos, Jesús estableció su mensaje en forma concreta y personal.
Ahora bien, el comienzo de la solución llega cuando estas mismas personas comprenden la realidad del amor y el cuidado de Dios, nuestro Creador, quien se convierte en Padre Nuestro cuando le permitimos a Jesucristo tomar el control de nuestra vida. ¡Es allí cuando llega la libertad! ¡Es entonces cuando se abre paso a la confianza! Es interesante esa expresión en la Biblia que dice: «En el perfecto amor de Dios no hay lugar para el temor». Eso implica que cuando somos conscientes del amor de Dios hacia nuestra vida, y que Dios es todopoderoso y está dispuesto a cuidarnos y ayudarnos en todas las circunstancias, ¿Qué lugar puede tener el temor si Dios mismo está de mi lado?
¿Y usted? ¿Cómo desarrolla cada uno de sus días? Por supuesto que cierta dosis de temor nos ayuda a preservar nuestra vida y la de nuestros semejantes. Pero cuando aquello se transforma en algo paralizante, ¡debemos abrirnos paso a la confianza en Aquél que nos ama e invita tiernamente a dialogar con Él en oración!
La Biblia dice: «Cuando tengo miedo, confío en ti. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no tengo miedo» (Salmos 56:3-4).
¡Vivamos una vida al 100%!
Rubén Kassabián
Pastor
devocional@jesus100x100vida.org