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William Tyndale, Mártir de Dios

(Gustavo Moreno – Abogado).-

William Tyndale fue un cristiano de origen inglés de muchos méritos, que vivió empeñado en traducir la Biblia a su lengua. Nació en un pueblo llamado Slymbridge, en Inglaterra, cerca de la frontera con Gales, en 1494. Estudió griego y latín en la Universidad de Oxford y realizó estudios complementarios en la Universidad de Cambridge, entonces las dos más prestigiosas universidades inglesas. Creció tanto en el conocimiento de los idiomas y de otras artes liberales, y especialmente en el de las Escrituras, que las leía en privado a los estudiantes y miembros del Magdalene College de la Universidad de Oxford, a quienes también impartía clases de Teología. Los que le conocieron le consideraban como un hombre de las más virtuosas inclinaciones y de una vida intachable.
Fue creciendo más y más en su conocimiento en la Universidad de Oxford y acumulando grados académicos, que pasó luego a la Universidad de Cambridge, donde permaneció cierto tiempo madurando su conocimiento de la Palabra de Dios. En 1521 fue ordenado sacerdote católico y trabajó como preceptor de los hijos de Sir John Walsh, en cuya casa se codeó con los principales abades, decanos, arcedianos, doctores y hombres de renta, con quienes el Maestro Tyndale gustaba de conversar y hablar acerca de hombres eruditos como Lutero y Erasmo y sobre diversas controversias y cuestiones acerca de las Escrituras.
Es conveniente hacer notar que el idioma oficial de la Iglesia en aquella época era el latín y que las Escrituras se encontraban en esta lengua y en el griego, lo que impedía a las personas «vulgares» el acceso a las Escrituras y al conocimiento de la Palabra de Dios. De hecho, entonces no se permitía y estaba prohibida la lectura y la reproducción de la Biblia en cualquier otro idioma, a menos que se contara con una autorización del Episcopado. Se sabe que por ello muchos Lolardos (protestantes o reformistas) fueron perseguidos y muertos.
William Tyndale era conocido por sus críticas a la ignorancia y al fanatismo de los sacerdotes de la iglesia católica.
Al ir creciendo la fama de Tyndale como Maestro de la Palabra, los sacerdotes de la región, uniéndose, comenzaron a murmurar y a sembrar sentimientos en su contra, calumniándolo en las tabernas y otros lugares, diciendo que sus palabras eran herejía. Lo acusaron secretamente ante el Canciller y otros oficiales del Obispo y al comparecer ante aquel fue amenazado gravemente, insultado y tratado como un perro, acusándolo de muchas cosas que no fueron probadas porque no podían hallar testigo alguno.
Pero el resentimiento de los sacerdotes fue creciendo y con ello el hostigamiento hacia Tyndale, que lo obligó a irse del país y con la ayuda del comerciante Humphrey Monmouth y de ciertos buenos hombres, marchó a Alemania (se cree que se instaló en Hamburgo) donde comenzó a hacer realidad su idea de imprimir el Nuevo Testamento en lengua inglesa. Tyndale puso la mayor diligencia en llevar a sus hermanos y compatriotas ingleses el mismo gusto y comprensión de la Santa Palabra y verdad que Dios le había concedido a él, y la mejor manera de hacerlo sería trasladando las Escrituras al habla del vulgo, que la gente pobre podría leer y entender, viendo la llana y simple Palabra de Dios y comprendiendo el sentido del texto, porque, de lo contrario, cualquier verdad que les fuera enseñada a la gente, sería apagada por los enemigos de la verdad, bien con sofismas y tradiciones inventadas, carentes de toda base en la Escritura, o bien manipulando el texto, exponiéndolo en un sentido absurdo, ajeno al texto, si se veía el verdadero sentido del mismo.
El Maestro Tyndale consideraba que ésta era la única causa, o al menos la principal, de todos los males de la Iglesia, que las Escrituras estaban escondidas de los ojos de la gente; porque por ello no se podía advertir lo abominable de las acciones e idolatrías practicadas por el farisaico clero, quienes dedicaban todo su empeño, esfuerzos y poder a suprimir este conocimiento, de modo que o bien no fueran leídas en lo absoluto, o que, si se leían, su recto sentido pudiera quedar oscurecido por medio de sus sofismas, y así poner lazo a los que reprendían o despreciaban sus abominaciones; torciendo las Escrituras con sus propios propósitos, en contra del sentido del texto, engañaban a los laicos sin conocimientos, de manera que aunque ellos sintieran en su corazón y estuvieran seguros de que todo lo que les decían era falso, sin embargo, no se podía dar respuesta a sus sutiles argumentos. Por estas y otras semejantes consideraciones William Tyndale fue llevado por Dios a traducir las Escrituras a su lengua materna, para el provecho de la gente sencilla de su país: primero sacó el Nuevo Testamento, impreso en 1525, y luego una versión al inglés del «Pentateuco». Se cree que la impresión de la Biblia Tyndale tuvo una emisión de 6.000 ejemplares, la mayoría de los cuales fueron quemados, al punto que actualmente sólo se conserva una Biblia completa traducida por Tyndale (sólo le faltan las tapas), en manos de la Biblioteca Británica, y otro ejemplar, al cual le faltan 71 páginas, en poder de la Basílica de San Pablo, aunque no se sabe cómo llegó allí. La Biblia traducida por William Tyndale permanece aun inalterable en la mayoría de sus capítulos como fuente de la versión actual de la Biblia en inglés, mejor conocida como la versión del Rey Jaime (King James).
Después de haber vivido en Alemania, William Tyndale se trasladó a Bélgica viviendo principalmente en la ciudad de Amberes, donde continuó su labor creadora y evangelizadora. Vivía en la casa de un amigo, Thomas Pointz, un inglés que mantenía una casa de mercaderes ingleses. Nunca dejó de ser perseguido por los obispos y prelados ingleses con el apoyo de Sir Tomas More, investigando todo cuanto sucedía con Tyndale. Cuando llegaron a saber todas las cosas, tramaron sus planes y enviaron a un caballero inglés de nombre Henry Phillips, quien se hizo amigo de Tyndale. Luego de tratar a éste durante cierto tiempo, se trasladó a la Corte de Bruselas, desde allí se trajo a Amberes al Procurador General para apresar a William Tyndale, lo que lograron con la ayuda del traidor Phillips quien lo entregó a sus perseguidores bajo engaño, enviándolo al castillo de Vilvoorde. William Tyndale rehusó ser defendido por un abogado y un procurador asumiendo su propia defensa. Al final, tras muchos razonamientos, fue condenado por hereje en virtud de un Decreto del Emperador dado en la Asamblea de Augsburgo. Predicó de tal manera a los que estaban encargados de su custodia que aún tuvo tiempo de convertir al cristianismo al guarda, a la hija y a otros miembros de su familia.
Fue llevado al lugar de ejecución en la ciudad de Vilvoorde, Bélgica, atado a la estaca, estrangulado por el verdugo y luego consumido por el fuego, entregó su alma a Dios el 6 de octubre del año 1536.
Ya hace casi 480 años de la muerte de Tyndale y da tristeza ver que todavía en estos tiempos de Dios los cristianos sufren persecución por sus creencias. Lo peor es que las razones que tuvo William Tyndale en su época para traducir la Biblia o parte de ésta a su lengua materna el inglés, siguen vigentes. El papismo se empeña en negarle a las personas más sencillas el conocimiento integral de la Palabra de Dios, y bajo tal manipulación alejan a las personas de la verdadera salvación que es en Cristo Jesús.
Uno de los pilares de nuestra Iglesia es la lectura de la Biblia, la lectura y comprensión de la Palabra de Dios que nos lleva por el camino de justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo, todo lo cual es agradable a Dios. William Tyndale comprendió desde muy joven esta verdad, y aún ante las adversidades de la época y de la prohibición impuesta por la iglesia católica de leer la Biblia y de imprimirla en cualquier otro lenguaje diferente al latín y griego imperantes en la época, trabajó denodadamente, se esforzó y logró traducir al inglés la Biblia para la Gloria de Dios. No hay duda de que muchos de sus compatriotas fueron al Señor gracias a William Tyndale, uno de los más importantes mártires del Cristianismo durante la edad media.
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FUENTES: Wikipedia y El Libro de los Mártires, John Foxe, Editorial CLIE, 1991.

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