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El cristianismo y los países árabes

Unos la llaman «La primavera árabe». Otros la ven como la gran oportunidad para que grupos fundamentalistas alistados en los partidos políticos de las naciones árabes tomen el poder bajo la excusa de un sufragio cargado de proselitismo religioso. Pero ¿cómo ven los cristianos en los países árabes todos los acontecimientos sociales y políticos contemporáneos? De eso tan importante que muy pocos tocan es de lo que nos ocuparemos en el presente artículo.
Es genuino que los pueblos aspiren vivir en paz y libertad, pero de ahí a que gente con inconfesables intenciones se aprovechen de ello y lo usen para sus propios intereses hay un trecho muy grande. Eso es exactamente lo que ha sucedido en naciones como Túnez, Libia y Egipto, y amenazó con suceder en Siria. Facciones políticas apoyadas por militares, bajo un fino liderazgo religioso islámico aprovecharon el descontento popular y «pescaron en río revuelto» con importantes réditos para su haber.
La excusa siempre fue la de sacar a los vetustos presidentes cambiándoles por una «democracia». Democracia que terminó no eligiendo a los más probos, sino a quienes representaban a una «mayoría» encabezada por la vertiente más conservadora y reaccionaria del Islam; donde el grupo internacional conocido como «Hermanos Musulmanes» ha tratado de imponer la sharía islámica por la vía electoral, pero el pueblo egipcio y el sirio se sacudieron esas oscuras intenciones.
El movimiento fundamentalista islámico ha promovido, tanto sobre como debajo de la mesa electoral, cambios para quitar a los «enquistados mandatarios» de siempre por otros que lo que buscan es enquistar su religión en detrimento de otras confesiones de fe, donde la cristiana es la que lleva la peor parte, siguiéndole la judía a la que quieren execrar «borrándola del mapa», no sólo para usurpar los territorios que antaño Dios les entregó a través de Abraham, sino terminar con lo que Hitler un día quiso hacer con ellos: Asesinarlos a todos.
Con lo que no contaban estos fundamentalistas religiosos en Egipto y Siria, es que el pueblo mayoritariamente rechazó la manera obcecada de gobernar de estos políticos religiosos. Tanto Mubarak en Egipto -y ahora el recién electo Abdel Fatah El Sisi- como Bashar al Assad en Siria, son gobiernos tolerantes, religiosamente hablando, que no aprueban aplicar una gestión islámica conservadora; en esos gobiernos los cristianos son más protegidos y respetados que en aquellos donde los «Hermanos Musulmanes» mantienen el poder.
Aunque la persecución contra el pueblo cristiano está advertida en la Palabra de Dios, más en los tiempos cercanos al fin, no significa que la Iglesia deje de levantar su voz en contra de estos regímenes pro islámicos. A eso también se debe la opresión contra el cristianismo en los países árabes, ya que el fundamentalismo islámico ataviado de política les acusa de estar a favor de mandatarios tolerantes como El Sisi y al Assad, a quienes acusan de favorecer a las minorías religiosas, entre ellas a la cristiana.
Bien lo anticipó Jesucristo: «Acuérdense de la palabra que les he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han obedecido mi palabra, también obedecerán la de ustedes. Pero todo esto les harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado» (Juan 15:20-21). «También les dijo: …a ustedes les echarán mano, los perseguirán, y los entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y por causa de mi nombre los harán comparecer ante reyes y gobernantes. Pero esto les servirá para dar testimonio… Ustedes serán entregados incluso por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y a algunos de ustedes los matarán. Por causa de mi nombre, todo el mundo los odiará, pero ustedes no perderán ni un solo cabello de su cabeza. Tengan paciencia, que así ganarán sus almas» (Lucas 21:10-19).
Hagan lo que hagan contra la Iglesia de Jesucristo, vengan las persecuciones que vengan, nadie podrá quitarle la gloria eterna a aquellos que han sido lavados con la sangre del Cordero de Dios derramada en la cruz; antes bien, Dios ha prometido a través de varios profetas del Antiguo Testamento que su gloria alcanzará también al pueblo árabe y hasta ellos llegará la salvación del Mesías; inclusive los propios musulmanes abrirán su corazón a Jesús, Rey de reyes y Señor de señores.

director@verdadyvida.org

@georgesdoumat

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