Domingo Arana
Evangelista y músico
domingoarana@hotmail.com
En contacto con Dios: Protagonismo en secreto
En días malos como los que estamos viviendo hoy en el país, el consejo de Dios es ORAR en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, para que podamos resistir las fuerzas del mal y contrarrestar las obras del maligno, y habiendo acabado todo, estar firmes (Efesios 6:13-18).En un país que se encuentra envuelto en una ola de violencia con fuertes enfrentamientos entre sectores de la sociedad civil y los cuerpos de seguridad del Estado, Policía y Guardia Nacional; los cristianos NO estamos llamados a buscar protagonismos públicos, predicando desnudos o vestidos ni alabando a Dios con instrumentos de música en medio de manifestaciones violentas; sino más bien protagonismos en secreto, esos que nos traen victoria en público, pero que demandan primeramente tiempo, dedicación y esfuerzo para estar a puerta cerrada delante de la presencia del Señor orando y clamando para que Dios envíe a esta nación ÁNGELES que se hagan cargo de todo aquel efectivo de seguridad que empuñe las armas de la República contra su pueblo, así como de aquellos gobernantes y dirigentes políticos de un bando o de otro, que den órdenes de matar a quienes salen a protestar porque piensan distinto; y de todo sicario franco tirador que haya sido contratado para apagar con muertes detestables las manifestaciones de quienes luchan a su juicio por ver y vivir en una Venezuela mejor.La acción de acoso, persecución, combate y defensa de un ÁNGEL de Dios (Salmo 34:7 y 35:5,6) en respuesta a la oración es mucho más poderosa y efectiva que cualquier otra actividad que la iglesia pueda llevar a cabo en medio de un clima de protestas violentas y conflictos peligrosos, teniendo en cuenta lo siguiente: «el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz» (Santiago 3:18).Pero Dios no enviará sus ÁNGELES en favor de esta nación, salvo que la Iglesia primeramente clame y ore en el Espíritu para que Él los envíe en misión de combate contra todos aquellos que le sirven de instrumento al diablo para causar cada día más muertes, así como en defensa y protección de quienes le aman sinceramente, y para restauración y reordenamiento de una nación que cada día se deteriora más, tanto moral, espiritual como socio-económicamente.No estamos en tiempos de protagonismos públicos, ni en ocasión de pescar en río revuelto; el momento que atravesamos como nación amerita que cada uno se vuelva a Dios y busque su protagonismo en secreto, a puerta cerrada delante del Señor, en verdadero clamor y súplica; y una vez que acabe la guerra y reine la paz, entonces que la iglesia entera se vuelque a las calles a predicar el evangelio y alabar con todos sus instrumentos el nombre de nuestro Dios y Salvador.