(Agencias – Verdad y Vida).-
La Fontana de Trevi, uno de los enclaves más emblemáticos de Roma, se bañó el pasado sábado 30 de abril, por la noche, de luces rojas para simbolizar la sangre de los cristianos perseguidos en el mundo.
«Estamos aquí para hacer saber a los cristianos perseguidos que no han sido abandonados, que no están solos», proclamó Nunzio Galantino, secretario general de la Conferencia Episcopal italiana. «Pedimos también a los que caminan por estas calles que no olviden a esta gente», añadió.
También participaron en el evento cristianos víctimas de masacres en Siria, Yemen y Kenia.
Más que actos simbólicos
Aplaudimos este hermoso gesto, pero los cristianos del mundo necesitan más que meros actos simbólicos, necesitan urgentemente del pronunciamiento de las naciones y orgenizaciones de derechos humanos, acompañado de medidas de protección reales y no solo verbales.
La intolerancia religiosa de los grupos fundamentalistas hacia los creyentes en Jesucristo es algo muy serio y amenazante que hasta ahora no ha recibido la atención pertinente del mundo civilizado. Si siguen mirando hacia el otra lado, a Dios tendrán que rendirle cuentas muy pronto.◄