“En 1997 tomé la decisión de ser comediante y pastor cristiano, mi ministerio empezó en los buses, demostrándole a Dios que lo que yo estaba diciendo no tenía marcha atrás”

(TuTiendaCristiana.com – Verdad y Vida).-
José Ordóñez se tomó en serio el humor, no solo para conquistar los corazones de quienes escuchan sus chistes, sino también para poner el don que tuvo desde pequeño al servicio de Dios, quien lo llamó para extender su Reino de una manera poco usual. “Él nos ha mandado a que desde cada talento personal se evidencie su multiforme gracia y así poder ejercer un ministerio para su gloria”, asegura convencido.
Es bogotano pero bumangués de corazón, comediante, humorista y pastor que se define a sí mismo como “un bobo sin gracia con un Dios muy grande”. Está convencido de que, así como dice el Salmo 139:13, los días del rey David ya estaban escritos en un libro desde el vientre de su madre, y así mismo fue Dios quien le dio a Ordóñez toda la gracia para poder hacer reír. “Yo nací siendo comediante, los médicos lo primero que hicieron fue reírse, así que todo es un regalo de Dios, todo proviene de Él”.
Con su forma cómica de contar las historias, menciona que pasó momentos de necesidad en los que aprendió a comer huevo con cuchillo y tenedor; “con el tenedor lo tenía y con el cuchillo lo defendía”. Así que las situaciones difíciles y el ser rechazado, desarrollaron en él la capacidad de reaccionar bien en cualquier situación. También rescata la soledad como una aliada, pues con ella creaba libretos, historias y personajes. “Creo que los tiempos difíciles son la materia prima que el ser humano utiliza para desarrollar proyectos en su vida. Esos tiempos no se pueden desaprovechar y mi infancia fue un cúmulo de situaciones difíciles que hoy en día como adulto puedo poner en práctica y verlas desde una perspectiva positiva”.
El creador de Ordóñese de la risa aprendió en carne propia que la fama es pasajera y jamás se debe poner por encima de la familia. Por eso, luego de haber intentado recuperar a su esposa en sus fuerzas y no lograrlo de rodillas oró, “Señor, perdóname, ¿sería posible que me devuelvas a mi esposa y a mis hijos?, no quiero hacerles a mis hijos lo que mi papá me hizo a mí, lo que mi abuelo le hizo a mi papá”.
Dios respondió con un sí, por eso ahora se declara evangélico pandereto y atesora el consejo de uno de sus líderes espirituales que lo impulsaba a seguir trabajando como comediante para inspirar a otros y solía decirle: “no hay comediantes que hablen abiertamente de Jesús como tú, y los pocos que lo han intentado al tiempo desisten, porque se han dado cuenta que para ser seguidor de Cristo hay que tomar decisiones radicales”.
José Ordóñez anhela ver al Bucaramanga salir campeón de la Libertadores y, con su particular forma de predicar, salvar miles de matrimonios, conversó con nosotros de lo que más le gusta: el humor y el matrimonio, lee la entrevista hasta el final.
¿Cómo fue su primer encuentro con Jesús?
– Mis papás se separaron y yo tuve que dejar Bucaramanga, llegar a Bogotá con mi papá y vivir donde mi abuela Bernarda, la evangélica de la familia, quien asistía a la Iglesia Cruzada Evangélica Mundial del barrio San Fernando. Ella fue quien me llevó por primera vez a una iglesia y así, a mis 16 años, conocí a Jesús. Nada pasó espectacular entre los 16 y 21 años, solo fui un joven común y corriente metido en una iglesia con muchos sueños. Pero ocurrió algo especial que le digo a mi esposa: “mi vida es vida desde que mis ojos vieron tus ojos”. Cuando conocí a mi esposa encontré la aliada más grande para mis sueños, para mi carrera profesional, para todo lo que ha sido mi vida. Recibir a Jesús fue muy importante para mí, pero el cumplimiento de esos sueños que yo tenía en Dios se vieron realizados cuando conocí a mi esposa. Al sentir su apoyo y ver el deseo de ella de que mis sueños se cumplieran, empecé a buscar la radio y la televisión.
¿Qué hizo Su esposa para inspirarlo?
– Creyó en mí y es algo que les aconsejo a las mujeres cuando tengo la oportunidad de hablar sobre el matrimonio, les digo: “crean en sus esposos”. A pesar de que cuando nos casamos yo era un vendedor ambulante con dones, talentos y una capacidad inusitada para soñar, ella fue quien generó muchas oportunidades. A su lado Dios ha abierto puertas increíbles y por eso es parte fundamental de las prédicas que dirijo a los matrimonios.
¿En qué momento la relación se maltrató tanto?
– Mi primera aliada fue mi primera víctima. Cuando logré mis sueños y obtuve éxito y fama, pero alejado de Dios. Desde 1987 empecé a asistir con regularidad a Sábados felices y en 1988 me gané un carro en ese programa. Luego me lo robaron y me ofendí con Dios, le prometí que no iba a volver nunca a la iglesia: “conmigo no cuentas más”, le dije. Así que me separé de Dios, no quería saber nada de Él y me volví un hijo pródigo. En 1989 conocí a Yasmith, nos casamos y los primeros siete años de matrimonio fueron terribles, pues fue la época en la que logré mis sueños, empecé a romper récords mundiales. Adicional, en 1995 salió al aire Ordóñese de la risa y todo lo que ese proyecto conllevaba hizo que en 1997 destruyera mi hogar, pues me volví mujeriego y me la pasaba en fiestas.
¿Cómo salvó su matrimonio?
– El detonante para abandonar esa vida fue que mi esposa me dejó y ahí me di cuenta de que alejados de Dios nada podíamos hacer. Así que decidí buscar a Dios, recordé que fui cristiano, que aprendí Biblia y fue lo mejor porque cuando regresé a las bases bíblicas, estaban ahí, no había perdido nada de todo el conocimiento adquirido. Reconquisté el corazón de mi esposa y empecé a contarle a la gente lo que Dios hizo en mí; por ella tomé decisiones muy importantes en mi vida, solo para poder recuperarla. Volví a un matrimonio que no tenía mucho económicamente, pero recuperado para empezar a edificar sobre la Roca, pues sentí que Dios me decía: “no te vas a quedar con nada de lo que construiste antes, vas a comenzar desde cero”. En 1997 tomé la decisión de ser comediante y pastor cristiano, mi ministerio empezó en los buses, demostrándole a Dios que lo que yo estaba diciendo no tenía marcha atrás.
UN CONSEJO PARA MATRIMONIOS
Si no aprendes a ver a tu pareja como único, si ves personas mejores que él, mejores que ella, tienes un problema. Nuestra principal razón para permanecer unidos es Jesús, todo esto ha inspirado Emparejados (Empareja2), una serie que busca hablar de lo humano y lo divino en el matrimonio, allí muestro cómo tuve un hogar con todos los matices: desde iniciar en la pobreza, luego llegar al éxito pero sin Jesús y separarnos; después reconquistar a mi esposa, pero perder el éxito porque quiebro económicamente y la gente me empieza a dar la espalda por ser cristiano, pero también la esperanza que ahora vivo de tener una familia y la razón de seguir a Jesús. Hoy puedo hablar con autoridad sobre el matrimonio.
¿Qué ha sido lo más difícil de seguir a Jesús?
– Constantemente le estoy diciendo “no” a cosas, porque predico que no se sacrifica una familia para tener una carrera profesional. A veces viene una oferta tentadora y te dicen: “tienes que dejar de decir, hacer o ser esto” y yo no puedo, no puedo renunciar a lo que soy ni a decir lo que sé que tengo que decir. No puedo aceptar la camisa de una programadora o de un canal de televisión solo porque quiero volver a la fama. Eso me duele.
¿Cómo es su tiempo a solas con Dios?
– Yo soy un relajado con Dios, relajado total, si siento en este momento apagar lo que estoy haciendo para ponerme a cantar y orar lo hago. Me funciona mucho sentarme al computador y escribirle una carta a Él, entonces tengo una colección de cartas, que se llaman Cartas a Emanuel. A veces me siento y escribo “Hola, Dios, mira…” y las guardo. Entonces puedo abrir una que escribí en el 97 y ver qué pensaba en ese tiempo, qué le decía a Dios, cuáles eran mis preocupaciones… las tengo todas codificadas, tienen una clave secreta porque eso sí ya es muy personal, eso no es como los chistes.
¿Cuál es su sueño?
– Que mis hijos amen a Jesús, que le sirvan al Señor desde su talento. La gente tiene un concepto erróneo de servirle al Señor, pero creo que mi hijo le sirve al Señor en su carrera de películas y mi hija, en su carrera de computadores. Nunca les he dicho a ellos que servir al Señor es estar o hacer cosas que tengan que ver con la iglesia o con ser maestros. Les digo: “vivan su vida, sean profesionales en lo que quieran hacer, pero amen a Dios, hónrenlo”. Lo que haces debe tener trascendencia en lo eterno, cualquiera que sea tu trabajo, disfrútalo, pero ama a Dios.
