• SOLA SCRIPTURA: La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y práctica. Por tanto, nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del creyente (Gálatas 1:6-10; 2ª Timoteo 3:16; 2ª Pedro 1:3).
• SOLUS CHRISTUS: La salvación se encuentra solo en Cristo, excluyendo así todo otro camino para llegar a Dios (Hechos 4:12).
• SOLA GRATIA: La salvación es un don de Dios. Por tanto, es algo que el pecador recibe de forma inmerecida basada en los méritos de Cristo alcanzados durante su vida, muerte y resurrección (Efesios 2:8).
• SOLA FIDE: La salvación solo puede ser recibida cuando ponemos nuestra fe en Aquel que murió por nosotros, excluyendo la posibilidad de que nuestras obras puedan contribuir (Efesios 2:8-9, Romanos 3:28).
• SOLI DEO GLORIA: El propósito de la salvación que recibimos es glorificar a Dios; poner de manifiesto las excelencias o virtudes de su carácter (Efesios 1:4-6; 1ª Pedro 2:9).
Estas frases representan el corazón de la teología reformada, y resumen verdades no negociables del evangelio. La fortaleza de una iglesia depende de las verdades que la sustentan, y de ahí que toda iglesia bíblica necesite no solo abrazar estos principios, sino también proclamarlos de una manera que garantice que estos sean pasados a la próxima generación.Lamentablemente, muchas iglesias han asumido estos principios y han dejado de proclamarlos con claridad y frecuencia. Con el tiempo, todo lo que es asumido va siendo olvidado poco a poco. Nuevas generaciones en los últimos 200 años desconocen parcial o completamente toda la historia detrás de esta teología, y poco a poco fueron desarrollando una teología liberal (a final del siglo XIX), o un pragmatismo ignorante de la centralidad de la gloria de Dios en el plan de redención (segunda mitad del siglo XX).No sé cuántos se han percatado de que hay un resurgimiento de las doctrinas de la gracia en nuestros días, aun dentro de iglesias que vienen de un trasfondo pentecostal. Por tanto, hablar de estos temas contribuye a fortalecer y a promover este nuevo mover en Latinoamérica. Ciertamente, la Iglesia primitiva no usó esta terminología para hablar de sus creencias; pero cada una de estas frases está arraigada en la revelación del Nuevo Testamento, que daba continuidad al pacto anterior. A lo largo de la historia, la Iglesia ha elaborado credos, declaraciones de fe y frases como las que aquí definimos, no como una forma de traer nueva revelación, sino buscando maneras de afirmar lo ya conocido, para evitar que las verdades fundamentales de nuestra fe sean olvidadas en el tiempo, o tratando de llamar a la Iglesia a sus raíces. Oramos para que el mismo Dios que levantó a un Martín Lutero o a un Juan Calvino vuelva a hacer lo mismo en nuestros días, y que la transformación de la iglesia y de la sociedad vista en Europa y Estados Unidos en los años de 1500 – 1700 pueda ser vista en nuestra región.
Miguel Núñez
Pastor, teólogo y escritor
Presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría
www.integridadysabiduria.org