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Lucha contra el Estado Islámico

(Agencias/ VyV – REDACCIÓN).-

El Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), llamado oficialmente según sus propios integrantes como Estado Islámico (EI), es un grupo insurgente, de naturaleza islamista suní, autoproclamado califato, asentado en un amplio territorio de Irak y Siria controlado por radicales fieles a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa de todos los musulmanes. Aunque técnicamente el grupo se organiza como un Estado no reconocido, controla varias ciudades como Mosul, Faluya o Raqqa, siendo esta última considerada su capital.
El pasado 29 de junio, con motivo del comienzo del mes del Ramadán, el portavoz de Isis, Abu Mohamed al-Adnani, declaró la intención del grupo de crear un califato que se extendiera por todo el mundo musulmán, al tiempo que nombraba a Abu Bakr al-Bagdadi su máxima autoridad, autoproclomado «Ibrahim, imán y califa de todos los musulmanes».
Con esta intención, el grupo fue renombrado como «Estado Islámico» (EI), prescindiendo de la mención a Irak y Siria y en referencia a su voluntad de expansión: «La legalidad de todos los emiratos, grupos, Estados y organizaciones se convierte en nula tras la expansión de la autoridad del califa y la llegada de sus tropas».
La proclamación del califato atrajo a combatientes yihadistas árabes y a magrebíes residentes en Europa, con el firme objetivo de conquistar Siria e Irak y hacer de ellos la base de un Estado musulmán y luego expandirse a los demás países árabes.
Este grupo controla gran parte del norte de Siria y de la Gobernación petrolera de Deir el-Zour, cuya capital de provincia se encuentra dividida en una zona bajo su influencia y en otra en control del Ejército Sirio, hasta ahora sin combates entre ellos. En los territorios que domina la organización impone su interpretación extremista de la Sharía, llevando a cabo ejecuciones públicas y destruyendo templos y mezquitas, entre ellos la tumba del profeta Jonás.
Además se ordenó la expulsión de todos los cristianos que se nieguen a convertirse al Islam. Se han denunciado decapitaciones masivas en público de cristianos que se niegan a la conversión, incluyendo niños.

Irak se pronuncia
La debilidad de los gobiernos de Irak y Siria han sido un semillero para el crecimiento de grupos radicales como el ISIS, capaz de -en sólo unos meses-, conseguir ponerse en el mapa internacional gracias a sus conquistas en ambos territorios hasta conformar el Estado Islámico. En Irak, la situación política podría haber dado un paso importante al iniciar recientemente un ejecutivo de unidad, con participación de personas de diversas etnias y credos, liderado por el primer ministro Haider al Abadi.
En su discurso, el primer ministro Al Abadi dijo que era prioritario ocuparse de los refugiados iraquíes -más de 1,6 millones han huido de la violencia desde comienzos de año-, luchar contra el Estado Islámico y reconstruir las viviendas dañadas por los combates. Palabras que han sido bien recibidas por las potencias occidentales que ultiman una coalición que apoye tanto a las milicias kurdas como al ejército iraquí en su lucha armada contra los yihadistas. Asimismo, Al Abadi prometió prohibir las milicias en el país y limitar el uso de las armas para que solo estén en posesión de las fuerzas estatales, al tiempo que se mostró dispuesto a zanjar los asuntos pendientes con los kurdos y promover la descentralización. El Parlamento dio luz verde al programa de Gobierno de Al Abadi, que insistió en la necesidad de recabar apoyo internacional para combatir al Estado Islámico.

EE.UU busca “extinguirlos”
El gobierno de EE.UU está interesado en ponerle fin a la insurgencia del Estado Islámico que ha tomado ciudades en Irak y Siria, donde ha eliminado a las minorías étnicas y religiosas causando terror en la región.
Con el lanzamiento del segundo video donde los yihadistas decapitan a un periodista estadounidense -luego de la decapitación de James Foley, de padres cristianos-, el presidente de EE.UU, Barack Obama, decidió comentar y afirmar que no se dejará intimidar por la facción y que luchará contra el EI hasta «extinguirlo».
«Nuestro objetivo es degradar y destruir al EI por lo que ya no es una amenaza no sólo para Irak, sino también para la región y para EE.UU», dijo Obama recientemente.
La idea del gobierno norteamericano es destruir a los extremistas, pero a pesar de la urgencia que sabemos que no será un asunto fácil de resolver. El vacío de poder en Siria y la cantidad de extremistas que surgieron con Al Qaeda y durante la guerra en Irak, va a ser un obstáculo para el ejército americano al cual le puede tomar hasta seis meses para tener éxito contra los terroristas.
Obama demostró su postura firme para hacerles frente a ellos. «Lo que sea que esos asesinos piensen que han conseguido matando a americanos inocentes…, ya han fracasado», dijo.
Las tropas estadounidenses están en Irak desde agosto, el gobierno autorizó el despliegue de más de 350 soldados en Bagdad para proteger las instalaciones diplomáticas y funcionarios del gobierno, entre ellos dos secretarios del Estado y Defensa, y el asesor antiterrorista que fue enviado a Irak.

¿Qué hará la Iglesia de Cristo?
Los cristianos en Siria e Irak están sufriendo persecución por parte del EI. Han sido maltratados, asesinados y hasta se han visto en la necesidad de irse a otros países para mitigar el terror bajo el que viven. Sus nuevas condiciones de vida no mejoran, en tanto que, los refugios están abarrotados de personas y los recursos básicos no alcanzan para suplir la demanda.
Ante tal situación, diferentes organizaciones cristianas, así como otras organizaciones sin fines de lucro, han ayudado con provisiones, pero los constantes ataques ya casi aíslan los refugios para cristianos. Es por ello que se ha generado un mover mundial de oración por los hermanos de la fe que viven día a día, el horror de la persecución, para que Dios les de fortaleza y los mantenga firmes en su creencia.
Como cristianos no queda de su parte defenderse o buscar atacar o aniquilar al Estado Islámico, sino más bien de tratar de alcanzar a esos extremistas que continúan ciegos espiritualmente y mostrarles, con palabras o con su propio testimonio, el camino a la salvación.
El apóstol Pablo dijo: «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21), palabra que los cristianos perseguidos honran a diario.

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