Por la influencia pacifista y de separación del mundo de Simons y por su constante predicación del evangelio, los reformadores del norte de Alemania y de Holanda se comenzaron a llamar Menonitas

Si tienes alguna familiaridad con los menonitas actuales te va a sorprender que el padre de los menonitas fuera un sacerdote católico que nunca había leído la Biblia.
En 1524 a la edad de 28 años, Menno Simons fue ordenado sacerdote católico en Utrecht, Alemania. Alguna vez escribió que nunca había tocado la Biblia porque temía que si la leía lo iba a descaminar.
En 1526 comenzó a cuestionar la doctrina de la transubstanciación (la idea que el pan y el vino se convertían en la carne y sangre de Jesús en la Eucaristía). Comenzó a buscar en la Biblia, pero con un poco de renuencia.
Mientras buscaba esa doctrina en sus páginas, descubrió el evangelio de la salvación por gracia a través de la fe en Cristo. Luego de abrazar la doctrina evangélica, siguió siendo sacerdote con la idea de reformar la iglesia. Aun así él nos dice que por esos días su fascinación con la enseñanza bíblica era sola meramente intelectual. Disfrutaba el dulce olor de su nueva fama entre la gente, pero le faltaba el fuego santo de un cariño real por Cristo. La ejecución de 3 anabaptistas en abril de 1535 le llevó a una crisis: “Reflexionaba sobre mi vida sucia y carnal, también la doctrina hipócrita e idolátrica que practicaba diariamente en una apariencia de piedad, pero sin deleite. Mi corazón temblaba. Oraba a Dios para que me diera el don de su gracia y creara en mí un corazón limpio”. De esta forma venció su pecado de orgullo y amor a la comodidad. Renuncio a su pequeña fama.
Luego de ser bautizado, se dedicó a viajar y predicar el evangelio. Eso llevó a que fuera perseguido. El mismo emperador Carlos V dictó un edicto contra Simons, ofreciendo una recompensa a quien lo capturara.
Simons exhortó a sus amigos anabaptistas a rechazar los medios violentos para llevar a cabo la reforma, bogando por el pacifismo y separación del mundo. Los reformadores del norte de Alemania y de Holanda se comenzaron a llamar Menonitas. En el 25 aniversario de su renuncia al catolicismo, la salud de Simons declinó rápidamente, y murió el día siguiente, el 31 de enero de 1561 a la edad de 66 años.
Si usted fuera de visita a Europa y me pidiera que le recomiende una iglesia menonita antigua o anabaptista para visitar, estilo visita de museo, no hay ninguna iglesia menonita antigua. No la tenían. Su eclesiología era comunitaria. Su interpretación de la Biblia era comunitaria. Juan Driver, misionero menonita de 92 años, dice, “En todos los movimientos de la reforma radical el estudio bíblico en grupo ocupaba un lugar muy importante. La congregación entera participaba en la interpretación bíblica sin invalidar al maestro o profeta, aunque sí limitando el alcance su función.
Su interpretación bíblica era existencial: Ellos en sus reuniones se remitían a dos preguntas: ¿Qué dice la Palabra? ¿Cómo hacemos para obedecerla?”.
En sus meditaciones del Salmo 25, Menno Simons escribió: “Aunque antes rechacé la palabra de Dios con todas mis fuerzas… aun así, la gracia del Padre no me abandonó, a mí, un pecador miserable, sino que en amor me recibió… y me enseñó por el Espíritu Santo hasta que le declaré la guerra al mundo, la carne y al diablo… y voluntariamente me sometí a la pesada cruz de mi Señor Jesucristo”.
José Núñez Diéguez
Pastor, historiador y escritor
De su libro: “LA REFORMA PROTESTANTE, los desconocidos de la Reforma”.