(Agencias/ VyV – REDACCIÓN).-
Los casos de violencia contra la mujer van en ascenso no sólo en Venezuela sino en el resto del mundo. Estadísticas confirman que muchas mujeres no reportan los abusos o la violencia de la que son víctima debido al miedo a las represalias o a que se extienda este maltrato hacia hijos y demás familiares.
Existen casos donde la pareja golpea a la mujer, pero también agrede físicamente a quien se encuentre a su alrededor, más aun aquellos que comparten la misma vivienda. No sólo los hijos producto de esta unión, sino también hijos de alguno de los involucrados, hermanos y hasta los padres de la pareja.
Aunque parezca difícil de creer, todas estas cosas son posibles para aquellas personas que agreden a su pareja, ya que durante esos momentos de ira no son capaces de distinguir o de contenerse, si esto fuera posible, no existiesen los casos de violencia contra la mujer.
En el estado Nueva Esparta, las estadísticas están subiendo, cada día hay más mujeres maltratadas por sus esposos o por hombres en general. Esto ha ocasionado el resquebrajamiento de las familias y la disfuncionalidad de las mismas por falta de valores.
De acuerdo a la psicóloga cristiana Yanintza Aguilera de Yervez, quien también trabaja para el Tribunal de Violencia Contra la Mujer, desde el punto de vista espiritual, la violencia se debe a la falta de creer en Dios, lo cual repercute en la familia, pues las consecuencias han llegado hasta la muerte. Las violaciones también son más comunes cada día, como parte del mismo maltrato.
Con respecto a los niños que evidencian el maltrato a sus madres, la psicóloga informó que los mismos van creciendo con un resentimiento hacia su padre por ser un agresor y hacia su madre por ser víctima, lo cual los hace vulnerables a ser futuros maltratadores, delincuentes, a consumir drogas y alcohol. Esta conducta destructiva los llevaría a ser una amenaza para la sociedad.
Maltrato sin fronteras
Por otra parte, se pudo conocer que el maltrato a la mujer ocurre en gran parte del mundo. De acuerdo a un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 35 por ciento de todas las mujeres padecerán violencia machista a lo largo de su vida, lo cual dejará consecuencias físicas, mentales y espirituales.
De la misma forma, revela que, globalmente, el 38 por ciento de todas las mujeres asesinadas lo fueron a manos de sus parejas, y que el 42% de las que padecieron violencia física o sexual de su pareja sufrieron graves consecuencias médicas posteriores.
El informe también muestra que las mujeres violentadas tienen dos veces más posibilidades de experimentar depresión o alcoholismo que el resto. Las mujeres violadas tiene una vez y media más posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, la clamidia, la gonorrea o el VIH-Sida.
Asimismo, las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual tienen el doble de posibilidades de quedarse embarazadas sin desearlo que el resto, y sus bebés tienen un 16% más posibilidades de nacer con bajo peso.
Ante esta realidad, el informe destaca la necesidad de que todos los sectores de la sociedad se comprometan a «eliminar la tolerancia ante la violencia contra las mujeres», y a ayudar a las que la han padecido.
Para ello, la OMS ha editado unas directrices destinadas a que el personal sanitario sepa detectar, tratar y en su caso denunciar los casos de mujeres maltratadas, tal y como se ha realizó a principios de año en el estado Nueva Esparta. La OMS pretende que todos los trabajadores de la salud cuenten con formación para detectar las víctimas de maltrato y saber responder adecuadamente en función del caso.
Ayuda espiritual
Ante esta problemática, la solución no viene dada por charlas para identificar el maltrato, si bien es cierto que la iniciativa ayuda a identificar a las víctimas, lo que estas necesitan, al igual que los agresores y familiares, es la presencia de Dios en sus vidas.
Sólo abriendo su corazón a Jesús es posible conseguir a paz que sobrepasa todo entendimiento y así evitar la ira, violencia y desenfreno que guardan los agresores en su corazón, así como eliminar el miedo que tienen las agredidas.
Si usted está pasando por una situación similar, o conoce a alguien que vive bajo esta maldad, la ayuda que necesita sólo Dios se la puede dar, búsquelo.