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No se deje engañar por las apariencias

(Fernando Alexis Jiménez – Pastor).-

El grito que acompañó la finalización de su mensaje desde el púlpito, sobresaltó a la membresía. No esperaban una manifestación estentórea de fuerza. Transcurridos unos breves segundos en los que todo pareció callar, reemprendió los alaridos. Habló del poder que lo poseía en ese instante. «Es hora de que reconozcan que hablo en nombre de Dios», dijo al tiempo que lanzaba una mirada inquisidora a todos los extremos.
Definitivamente este es un santo— comentó el diácono mayor del templo.
El pastor no le da ni a los tobillos— contestó el tesorero.
Este debería ser quien orientara esta congregación—anotó una anciana que escuchaba la conversación.
Aunque muchas de las extravagancias que proclamaba, les sonaban oscuras, terminaron por aceptar sus mensajes. No dudaban, en lo más mínimo, que Dios respaldaba sus prédicas.
Dos meses después de radicado en la ciudad y, justo cuando salía hacia otra ciudad por el aeropuerto, lo capturaron. En la maleta llevaba joyas, dinero y diversos abalorios obtenidos con engaño. Ah, y la Biblia grande que llevaba siempre consigo, la había envuelto en ropa sucia.
En la iglesia sintieron pena y confusión. Sabían que lo ocurrido era algo sumamente grave. «¿Qué testimonio se ha dado a la comunidad?», se preguntaba el diácono mayor.

Las apariencias engañan
Los cristianos estamos llamados a ser sumamente cuidadosos para no dejar que las apariencias nos engañen. Las palabras dicen mucho de nuestro interlocutor. De ahí que revista singular importancia que escuchemos cuidadosamente las expresiones de los demás. Es una forma de colocar un filtro y no caer en los enredos.
Cuando se trata de la iglesia, también. No todo el que dice: «Señor, Señor» viene en el nombre de Jesucristo. Estamos cayendo en una etapa de «mucho ruido y pocas obras», al interior de la obra de Dios.
El Supremo Hacedor advirtió: «La tierra está llena de adúlteros. Por culpa de sus pecados, la tierra se ha secado. Las praderas están secas y se han convertido en un desierto. Los profetas son perversos y se apartan para hacer el mal» (Jeremías 23:10. La Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Es importante ser muy cuidadoso de todo mensaje que escuchamos y procesamos. Tratándose de los asuntos de Dios, es importante ser selectivos.
Personalmente me edifico escuchando muchos predicadores. Pero pongo un tamiz para no dejarme engañar. Le sugiero que haga lo mismo…
No deje pasar este día sin tomar la mejor decisión de su vida: recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida. ¡Su existencia será transformada!
pastorfernandoalexis@hotmail.com

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