Desde hace tiempo es un clamor nacional entre los venezolanos, tanto dentro como fuera del país, el «que se haga justicia en Venezuela» ante tanta corrupción, violencia, muertes, juicios amañados, acciones extrajudiciales, despojo de la propiedad privada, entre muchos otros males sociales, políticos y económicos.
Pero, y cabe la pregunta: ¿qué significa «que se haga justicia en Venezuela»? ¿Qué repercusiones traerá para toda la población en cualquiera de los estratos sociales?
Partamos desde la premisa que justicia es un principio moral o un conjunto de valores fundamentales sobre los que descansa toda sociedad o nación, los cuales deben respetar la verdad y dar equitativamente lo que a cada uno le corresponde; como el respeto, la igualdad y la libertad (de acción, expresión y conciencia). La justicia debe aplicarse en todos los sentidos: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Cuando en una nación no se da un mínimo de justicia todos los estratos sociales e instituciones comienzan a funcionar de manera desordenada y la balanza se inclina hacia un lado en detrimento del otro. En una nación donde su justicia funciona todo se dirime en equidad, dándole a cada persona igualdad de derechos y condiciones. Es obvio que en Venezuela esto no sucede desde hace muchos años, por eso hemos estado viviendo una crisis que va en aumento según como aumenta la injusticia y la falta de equidad.
Eso significa que quien pide que se haga justicia debe estar claro que cuando esta comience a impartirse de manera normal, alcanzará a todos y afectará a todos. La gente suele culpar a los líderes, a las cabezas de instituciones y empresas, pero la verdad es que en un sistema injusto la inmensa mayoría tiende a infringir desde la más pequeña hasta la más grande de las leyes.
Cuando se hace justicia todos quedamos bajo la lupa de las leyes. Desde el más grande evasor de impuesto hasta el más «sencillo» de los bachaqueros; desde el gran corrupto hasta cualquiera que no paga o cumple con sus obligaciones fiscales y legales; desde el gran terrateniente hasta el más «humilde» invasor de terrenos; quien roba mucho o poco; quien le quita el derecho al prójimo hasta el más vil sicario; Desde saquear las arcas de la nación hasta quien pasa desapercibido por quitarle al prójimo lo que le pertenece; desde quien miente descaradamente hasta quien hace un pequeño comentario difamatorio. Nadie, ningún infractor quedará sin su paga.
«Que se haga justicia en Venezuela», significa que cada quien debe ponerse bajo el escrutinio legal y divino, todos debemos comprobar de dónde obtuvimos lo que tenemos, demostrar que lo hicimos de manera legal y justa, que quien se apropió de lo que era de otros debe devolverlo o pagar por ello; significa retribuirle a los afectados aquello de lo que se le privó de manera ilegal. Ahí entran desde el presidente de la República hasta el más humilde de los venezolanos.
Los cristianos que oran y piden “que se haga justicia en Venezuela” deben saber que «ya es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza primero por nosotros, ¿cómo será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios?» (1ª Pedro 4:17). El Señor es Dios justo, que ama la justicia, que trata con misericordia a quien se arrepiente de sus pecados, pero que es implacable con los que pervierten la justicia y oprimen al inocente y al justo, que no tendrá por inocente al culpable.
Venezuela está bajo el juicio divino porque todas sus instituciones se han corrompido y porque el pobre y el inocente es despojado de la justicia y tratado de manera desigual. Solo el arrepentimiento genuino cambiará a Venezuela y traerá la tan ansiada paz. «La justicia hará posible la paz; la justicia redundará en reposo y seguridad para siempre. Entonces mi pueblo vivirá en lugares de paz, en poblaciones seguras, en sitios de reposo» (Isaías 32:17-18).
Quien esté actuando en injusticia es reo del juicio terrenal y el divino; del segundo solo nos salvamos si venimos a Cristo en arrepentimiento y le hacemos el Señor de nuestra vida. «Si confesamos nuestros pecados, Él [Cristo] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad [injusticia]» (1ª Juan 1:9. Énfasis añadido). Cristo es nuestra justicia ante Dios…
@GeorgesDoumat
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1 LA COMUNIDAD LGBTI Y FABRICIO ALVARADO. Definitivamente como dicen las Escrituras que «sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman», pues el candidato cristiano costarricense a la presidencia, Fabricio Alvarado, después de un 2 % en las encuestas en diciembre pasó a liderarlas y ganó la primera vuelta y lidera la segunda para ganar la máxima jefatura nacional. ¿A qué se debe el fenómeno?, a que se opuso a las uniones homosexuales y cerró filas con el modelo familiar tradicional y bíblico. Después de todo gracias a los ataques de la comunidad LGBTI y a la injerencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos este 1° de abril seguramente será presidente de Costa Rica.
2 Stephen Hawking: “Dios es innecesario…”. El gran astrofísico inglés Stephen Hawking, quien acaba de fallecer a los 76 años, llegó a decir que «Dios es innecesario para explicar el universo»; mientras que la Biblia asegura que «por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía» (Hebreos 11:3). Pero se necesita fe para agradar a Dios y ser salvo por medio de Cristo. Lástima, tal vez este científico ateo ha descubierto demasiado tarde que Dios no solo es real y necesario para todo, sino que es el único que nos puede salvar del infierno.
3 LO DIJO Martín Lutero: “No oponerse al error es aprobarlo, no defender la verdad es negarla”.
Y la Biblia DICE: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros… Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad” (1ª Pedro 3:15; 2ª Corintios 13:8. RV60).