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Realidad paralela

Sería iluso negar que en Venezuela estamos en crisis, nunca antes, al menos en los últimos 40 años, habíamos experimentado tal sensación de inseguridad, corrupción y desaceleramiento económico. Ante la realidad que vive el país aparece un elemento adicional, un sorprendente estado al que he denominado Realidad paralela.
Todos los días, de alguna manera se nos somete a un bombardeo de información, nuestra mente y pensamientos son expuestos a un meta mensaje, diferentes realidades; lo que pudo ser una herramienta para afirmar y establecer fundamentos de vida y prosperidad se han usado a discreción por diferentes sectores para torcer la verdad y decir lo que piensan como una verdad absoluta. El gobierno dice una cosa, la oposición otra, los medios hacen una mistura, mientras lo que nosotros vemos y nos toca vivir día a día, contrasta con los demás mensajes, ¿cuál es la verdad?
La Biblia enseña acerca de la existencia de dos reinos a los que pudiéramos describir uno, como el reino de la luz y otro, el reino de las tinieblas. Es importante señalar que el reino de las tinieblas es el paralelo del reino de la luz, donde todo parece, pero no es, dicho de manera coloquial casi-casi no es diamante.
La Biblia también advierte proféticamente que para estos tiempos aparecerá el anticristo, que además de ser un hombre, también está representado por un sistema de gobierno. Es tan evidente la existencia de estos reinos que al dólar que no es oficial le decimos «mercado negro» o «dólar paralelo». Este reino o gobierno paralelo además está caracterizado por usar toda clase de engaño y fraude, ser enemigo de todo lo bueno, además de distorsionar los caminos verdaderos del Señor; quienes militan o conforman el reino de las tinieblas tienen ciertas características similares que lo hace fácil de identificar: Son «amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios».
En esta realidad paralela que todos los días parece arroparnos y de la que somos víctima muchas veces sin percatarlo, son muy peligrosas dos fuertes tendencias; una, de absoluta indiferencia; y la otra, el respaldo que algunos líderes de nuestra iglesia le han dado a este tipo de gobierno, con frases como «es de Dios».
En este sentido se hace imperante que dejemos de llamar a la bueno malo y a lo malo bueno; un gobierno sometido a Dios, además de reconocerlo públicamente, está caracterizado por traer la justicia del Señor y manifestar su verdad, no en vanas y superfluas formalidades, sino en un estilo de vida que se refleja posteriormente en bienestar para el pueblo y en un evidente respaldo de la providencia.
Cada realidad paralela que se pretende implantar, está precedida por la cruel intención de crear una especie de cortina de humo con la finalidad de tener un aprovechamiento o enriquecimiento. Hay muchas afirmaciones que rechazo categóricamente, y hay una en especial que han dejado sonar en las calles: «Venezuela está destruida». Quienes se prestan para repetir esta frase quizás ignoran que benefician a aquellos que usan el caos como estilo de gobierno, ellos creen por su experiencia que doblegando la moral y empobreciendo a un pueblo es la mejor forma de permanecer en el poder y con ello saquear las arcas de la nación.
Esta realidad paralela ha tenido éxito por el uso de una hábil estrategia publicitaria y de medios de un hombre cercano a Hitler. Göbbels aseguraba que una mentira (realidad paralela) repetida mil veces, lograba convertirse en una verdad.
Esta situación que vive el país amerita un cambio de rumbo urgente, cambio que solo sería posible cuando hombres íntegros, de corazón recto y con temor de Dios, se dispongan inteligentemente a asumir posiciones de gobierno, para traer el modelo de Dios a la tierra. Pero, ¿puede la iglesia tomar la política? Hay una realidad paralela que se ha propagado de boca en boca, incluso por hermanos consagrados, antibíblica además, que dice que NO.
La verdad es que somos la Iglesia, algunos la iglesia de las tinieblas y otros, la Iglesia de la luz, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué iglesia está gobernando nuestra nación en este momento? En lo personal no solamente creo que hombres nacidos de nuevo pueden asumir cargos políticos, sino que dada la circunstancia, la única salida que tiene Venezuela es, y será, de la mano de Dios.
No será nunca con el derramamiento de sangre o un golpe de Estado la mejor salida a esta situación por la que atraviesa nuestra nación; bajo la premisa bíblica del «que sabe hacer lo bueno y no la hace le es contado por pecado», la iglesia está obligada a hacer propuestas serias y contundentes que nos lleven a una mejor salida.
Los cinco ministerios juegan un papel fundamental en el proceso de capacitar al cuerpo para un excelente desempeño en su papel político. Después del tiempo de oscurantismo hemos visto la restauración paulatina de todas las cosas, así como se habla en el libro de Hechos 3:21. Este es el tiempo de tomar el área política y para esto no podemos cometer el error de improvisar; si piensas que la política es del diablo, es un buen tiempo para despojarlo. Cuando lo imperfecto se termina (realidad paralela) lo perfecto se manifiesta.
«La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla» (Juan 1:5).

Juan Decena
Fue fundador y presidente de la ‘Fundación La gracia de Dios’, donde desarrolló junto con otras instituciones, programas a favor de los niños de escasos recursos entre ellos uno llamado «Sembrando valores», además de proveer alimentación a niños en situación de calle. Ha entrenado a equipos y dictado conferencias en diferentes países: Colombia, Chile, Argentina, España, Ecuador, Perú, Estados Unidos y Venezuela. Respondió al llamado de Dios al ministerio, donde ha sido mentor, motivador personal, educador; preparando equipos para el ejercicio efectivo del liderazgo en los ministerios. Su pasión siempre ha sido la de establecer el Reino de Dios en el corazón del hombre (su mente). Juan está casado con Kimberly; tiene tres hermosos hijos: Génesis, Elizabett y Salomón. www.juandecena.com

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