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Sabiduría de los dichos de Salomón No. 30: Estableciendo primero lo primero, Arnoldo Arana

«Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa» (Proverbios 24:27).
Este proverbio dice que planear debe tener prioridad sobre las comodidades. «Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa» (Proverbios 24:27). Salomón argumenta que primero debes invertir en tu negocio y luego en tu casa. A diferencia de lo que piensan muchas personas: primero casa, y luego negocio. El negocio es el que aporta la riqueza; la casa, por el contrario, consume recursos.

SACRIFICA HOY PARA EL MAÑANA

¿Seguridad o libertad financiera? ¿Comodidad o previsión para el futuro? La mayor parte de la gente prefiere adquirir una casa primero, porque tienen temor de quedarse sin un lugar en donde vivir; pero si queremos maximizar la capacidad de generación de dinero, necesitamos perder el miedo a invertir, o bien, con todo y éste hacerlo.
Se nos ha enseñado que tener una casa propia es prioridad en la vida, porque al lograrlo, entonces, conseguimos seguridad para nuestra familia. Es como decir «la casa me da estabilidad y certidumbre»; pero ese paradigma no es del todo cierto, porque la seguridad viene más bien de las relaciones correctas entre los miembros de la familia; y financieramente, la seguridad económica viene de las inversiones que meten dinero en el bolsillo. Muchas veces, la seguridad buscada es una respuesta al miedo que inspira una situación dada, como «no tener un techo propio».
Lo que ocurre con mucha frecuencia es que al priorizar la adquisición de una casa, mucha gente invierte (se endeuda en forma importante) para obtener dicha casa. Algunos inclusive comprometen su tiempo y generación futura de ingresos al contraer una hipoteca de largo plazo, lo que deja poco dinero que pueda destinarse a la inversión: acción multiplicadora. El tema es que muchos de los que tienen sus casas hoy, tienen juntamente con ella el peso de mantenerla (reparaciones, cuidado); y esa casa se convierte en un pasivo: algo que saca dinero del bolsillo. Los activos, por el contrario, ponen dinero en el bolsillo.
Muchos han tenido la idea de tener su negocio propio, pero nunca llegan a iniciarlo. La razón, en ocasiones, es que han invertido todo su dinero en una casa. Piensan que invertir en un negocio es un riesgo y por eso nunca se atreven a iniciar uno; pero acaso ¿comprar una casa no es un riesgo? Si la compran en una mala ubicación, puede perder su valor inicial. Una recesión económica igual puede hacer que pierda su valor. Por otra parte, en una época de crisis, no pueden tomar esa casa y venderla en partes. Por otro lado, hay quienes compran la casa a crédito pagando altos intereses, sin darse cuenta que ahorrando ese dinero por el tiempo que pagaron la deuda, podrían haber adquirido una mejor. Una casa no representa una inversión con efecto multiplicador.
Una verdadera inversión (activo) produce ganancias, y una casa lo que produce es deudas y costos de mantenimiento. Ahora, no me malinterprete, tener una casa es bueno, pero lo que quiero expresar, basado en las enseñanzas de Salomón, es que prioricemos nuestras inversiones, dando jerarquía a todo lo que pueda darnos ganancias, por ejemplo: un negocio propio, y ese negocio nos proveerá para comprar la casa y poder mantenerla sin ningún problema. Lo que hay que revisar no es lo adecuado de comprar una casa, sino el orden para hacer las inversiones.
Salomón nos expone un principio: «invierte primero en aquello que genera un efecto multiplicador, y que luego servirá de base para adquirir otras cosas necesarias». Si tú, por ejemplo, eres un profesional, invierte primeramente en tu capacitación y aprendizaje, porque tú te ganas la vida con lo que sabes. Al incrementar y actualizar tus conocimientos, tú valor crecerá, y te habilitarás de esa forma para producir a niveles más altos. Si eres un empresario, invertir en la gente debería tener prioridad sobre áreas. Así mismo, se requiere, según el tipo de negocio, identificar cuáles son los factores clave que generan valor agregado al negocio, para invertir con prioridad en ellos, desfasando las inversiones en aquellas áreas que no son medulares.
En este sentido, la premisa del rey Salomón es primero invierte en aquello que tiene el potencial de generar un efecto multiplicador, aquello que a la larga se convierte verdaderamente en un activo, es decir, aquello que tiene el potencial de meter dinero en el bolsillo. Este tipo de inversiones, tienen la capacidad de generar los recursos para adquirir comodidades, tales como casa, vehículo, etcétera.

LA EFECTIVIDAD ESTÁ ASOCIADA A LA CAPACIDAD DE VIVIR POR PRIORIDADES

Otra enseñanza que se puede extrapolar del proverbio (24:27): «Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa», es la necesidad de establecer prioridades en todo lo que hacemos, no sólo a la hora de invertir. La efectividad personal y organizacional tiene mucho que ver con la capacidad para definir y accionar con base a prioridades. Sin prioridades es difícil enfocar un esfuerzo y lograr resultados importantes en el largo plazo. El éxito en la vida reside en saber equilibrar nuestras prioridades y aprender a colocarlas en orden de importancia. 
Cuando no somos capaces de definir y organizar nuestra vida con base a prioridades, corremos el riesgo de dispersarnos, desenfocarnos, perder equilibrio y efectividad en lo que hacemos. Podemos, además, malgastar nuestro tiempo en atender urgencias; peor aún desarrollar un desempeño orientado a apagar fuegos.
Necesitamos, entonces, establecer un orden de prioridades, y aprender a equilibrar nuestras actividades, lo cual requiere aprender a integrar las diferentes áreas y roles en nuestra vida.
Nuestras prioridades giran alrededor de nuestros roles en cada una nuestras áreas fundamentales de nuestra vida: trabajo, negocios, familia, relaciones sociales, etcétera. Estos roles, en muchos casos, están en desequilibrio. Puede que dediquemos muchas horas al día a nuestra actividad laboral, y descuidemos nuestro rol de esposo (a) o padre / madre. A veces nos agotamos trabajando tanto al punto de descuidar nuestra salud. Otras veces nos enfocamos tanto en nuestra familia, que perdemos de vista las personas que están a nuestro alrededor. A veces perdemos el sentido de proporción y equilibrio. Una manera de equilibrar nuestros roles es estableciendo metas específicas para cada rol de la vida, cuidando de balancear cada rol.
El precio de no poder definir prioridades con objetivos claros y metas específicas es desenfocarse y desempoderarse. Sin prioridades no hay enfoque, y sin enfoque no hay poder personal para la acción. Sin objetivos claros no se puede enfocar la energía (atención, esfuerzo, tiempo, etc.). Sin prioridades el poder se disipa, o peor aún, se estanca, por carecer de una dirección en la que encauzarse.
Por el contrario, cuando tenemos prioridades definidas y jerarquizadas nos empoderamos, inspiramos, energizamos y movilizamos a la acción con todos los recursos internos que poseemos. Las prioridades brindan enfoque y éste brinda un cauce para que el poder personal se exprese.
Necesitamos, pues, desarrollar la disciplina de ordenar nuestras prioridades por orden de importancia, y definir qué roles y áreas son los más importantes en nuestra vida, y luego alinear nuestro tiempo, recursos y energía, con esas áreas y roles que hemos definido como prioritarias. Esa es la única forma de construir efectividad en nuestro desempeño.

GRATIFICACIÓN DIFERIDA

Otro principio que se desprende de este proverbio (24:27), es el de la gratificación diferida: la capacidad de posponer el placer y la comodidad, con el fin de obtener metas y objetivos a más largo plazo. «Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa». Esto requiere autodisciplina para lograr posponer la gratificación inmediata por nuestras acciones. Cuantas veces en el trabajo no queremos casi que se nos pague inmediatamente después de un trabajo. O al emprender y poner un nuevo negocio queremos recuperar nuestra inversión y generar ganancias desde el inicio; pero un factor clave para alcanzar el éxito es entender que las mejores gratificaciones las conseguiremos después de determinado periodo de espera.

Enseñanzas para el liderazgo:
«Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos». Goethe
«Procure tener claras las prioridades y mantenga al día la lista de urgencias». Lee Iacocca
Cuando el líder es capaz de definir prioridades, entonces dispone de una brújula que direccione y encauce su poder personal.
Tener prioridades es el mejor antídoto para liberarse de la tiranía de lo urgente.
Las prioridades definidas en metas y objetivos claros permiten organizar las acciones y recursos para ser efectivos.
Sin prioridades los líderes terminan desempoderados y desenfocados.
Un sistema de prioridades jerarquizadas garantiza un desempeño equilibrado.

Pensamiento: Poner primero lo primero constituye un acto esencial en la vida.  Stephen Covey.

Arnoldo Arana
Pastor, psicoterapeuta y escritor
arnoldoarana@hotmail.com

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