Dios creó el sexo, y es lícito entre un hombre y una mujer siempre y cuando sea bajo el pacto matrimonial

El filme narra la relación sadomasoquista entre una estudiante de literatura de 21 años y un empresario multimillonario de 27. En la historia Anastasia Steele es una tímida y vulnerable joven que por un poco de atención y, uno que otro regalo caro, se somete a toda clase de abusos y vejaciones por parte de Christian Grey; quien la introduce en el mundo del BDSM (siglas para referirse a las prácticas eróticas como el bondage, la disciplina, la dominación, el sadismo o el masoquismo que, según el Diccionario de la Real Academia Española, son tendencias sexuales morbosas de quien goza causando y recibiendo humillación y dolor).
Los medios han categorizado la película con el género romance y erotismo, vendiéndola como algo fascinante y atractivo, cuando en realidad es degradante y destructivo. La mujer es humillada, denigrada y usada como objeto sexual, anulando sus sentimientos y su dignidad como ser humano.
El diario BBC Mundo indicó que la proyección del filme ha desatado las protestas de algunos grupos que consideran que esta historia de dominación y sumisión hace apología de la violencia sexual y del abuso doméstico.
En esta época de degradación moral y tolerancia del pecado es bueno saber lo que nos dice Dios en su Palabra: «Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?» (1ª Corintios 6:18).
Dios creó el sexo, y es lícito entre un hombre y una mujer siempre y cuando sea bajo el pacto matrimonial. La mujer fue creada de la costilla del varón para que fuese amada, respetada y protegida por él. Es urgente enseñarles a los jóvenes el cuidado que deben tener hacia su propio cuerpo como templo del Espíritu Santo. «Porque la voluntad de Dios es que se santifiquen; que se aparten de la inmoralidad sexual; que aprendan a controlar su cuerpo de una manera santa y honrosa; sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los que no conocen al Señor» (1ª Tesalonicenses 4:3-5).
Liliana Daymar González
Periodista
lili_vidaenlapalabra@hotmail.com