Nosotros somos una manifestación de la esencia, sustancia, naturaleza e imagen plena del creador, con todos sus recursos divinos

¿Cuántas veces te han dicho?, “tienes el carácter de tu padre”, “eres dulce como tu madre”, “tienes la mirada de tu abuelo”, “eres inteligente y brillante como tu abuela”, “eres emprendedor como tus tíos”.
Seguro que has escuchado estas y muchas otras frases con algunas variaciones, pero la familia siempre es el objeto del perecido que se nos atribuye.
Pero esto solo es un ingrediente muy pequeño de nuestra realidad, con el cual forjamos inconscientemente una identidad ilusoria y errada de nuestra vida, que generalmente nada tiene que ver con nuestra verdadera identidad de Origen.
De esta forma nacimos y crecimos sin ningún otro tipo de información.
¿Pero es esta nuestra verdadera identidad de origen?
Por supuesto que no, nosotros somos una manifestación de la esencia, sustancia, naturaleza e imagen plena del creador, con todos sus recursos divinos, lo mismo que cada ser humano. Todo es una expresión manifiesta de Dios.
Nuestra Identidad de Origen es Dios. ¿Qué significa esto? Que nosotros o como lo quieras llamar: su imagen, su divinidad, su plenitud, su naturaleza, su ser, su vida y mente, al final del día es Dios hecho hombre.
Ahora piensa en esto, si cada ser humano se educara con la información de esta verdad, crecería y evolucionaría en ella.
Nuestro mundo sería otro, muy distinto al que tenemos ahora, por supuesto sería 100 % mejor que todos los mundos que nos han antecedido.
Ha llegado la hora de que el hombre conozca y asuma su verdadera identidad de origen.
Solo desde nuestra esencia (identidad de origen) lograremos experimentar la vida desde la mejor versión de cada uno de nosotros.
Miguel Ángel León R. dando alguna pincelada al artículo de mi tocayo Miguel Faría.
Miguel Ángel León R.
Apóstol, psicólogo y escritor