Pero la cultura estadounidense ha cambiado mucho en relativamente un corto periodo. Estados Unidos se ha convertido más en un campo misionero internacional. Como resultado el adiestramiento en el ministerio ya sea formal o informal debe reflejar esta realidad.
A los misioneros por lo general se les requiere que reciban un intenso entrenamiento cultural y del lenguaje antes de partir al extranjero. Francamente, una necesidad similar existe hoy en día para aquellos en congregaciones estadounidenses o los que planifican ir a estas iglesias.
Entonces, ¿en cuáles áreas hay más necesidad? Mi lista ciertamente no es exhaustiva, ni está en un orden en particular. Sí veo todas estas áreas como claves para alcanzar nuestra nueva y retadora cultura:
Un nuevo lenguaje. Si el pastor o personal de la iglesia no “habla” en los medios sociales, está negando una de las tendencias de más rápido crecimiento en el país y en el mundo. Ya no se trata de una moda pasajera sino que es uno de los medios de comunicación principales.
Una cultura no cristiana. Nuestra nación se está convirtiendo rápidamente en una nación no cristiana. Mientras lamentamos el relativo declive en la cantidad de seguidores de Cristo, tenemos que aceptar la realidad que no podemos asumir que los que viven en nuestra comunidad son como nosotros o que apoyan nuestros valores.
La disminución de cristianos culturales en las iglesias. El Centro de Investigaciones Pew confirmó el dramático aumento en la cantidad de personas que no tienen afiliación religiosa. Para nuestras iglesias esta novedad significa que la mayoría de las personas no sienten la presión cultural de asistir a las iglesias. Más y más los que asisten están ahí por convicción y no son cristianos de nombre solamente.
Un nuevo balance entre vida y trabajo. Los pastores y miembros del personal de la iglesia siempre han estado disponibles las 24 horas todos los días, pero ahora también están conectados a través de las computadoras, los teléfonos inteligentes y otros avances tecnológicos. Para bien o para mal, el mundo laboral y la vida personal poco a poco se están entrelazando.
Miembros de la iglesia no regenerados. Los cristianos culturales son aquellos que saben que no son creyentes, pero están afiliados con las iglesias por razones culturales. Otro grupo incluye aquellos que tienen cierta creencia en Cristo, pero en realidad no se han convertido. De seguro esto no es nuevo; estamos viendo el costo acumulativo de un discipulado débil y de falsas conversiones en nuestras iglesias. ¿Cómo responderemos al asunto de los miembros que en realidad no son creyentes?
La comunidad como el campo misionero. ¿Podemos cambiar nuestra forma de pensar y estar mejor preparados? Nuestras comunidades no están cambiando porque hay menos cristianos. Están cambiando con el influjo de nuevos grupos étnicos y de personas de otras religiones.
Menos respeto cultural automático por los líderes de la iglesia. En el pasado los que tenían el título de “pastor” o una nomenclatura similar se le reverenciaba en la comunidad por la posición que tenían. Ese no es el caso hoy en día. El respeto se gana un día a la vez.
Un mundo más crítico. Muchos pastores y miembros del personal de las iglesias no saben lidiar bien con el mundo transparente y crítico en el que vivimos. Algunos se retiran a una forma de pasividad o al camino de menos resistencia. Algunos se dan por vencidos del todo.
Una mayor necesidad por destrezas de liderazgo. El mundo en el que vivimos es complejo. Quizás añoramos los tiempos más simples, pero eso no va a cambiar nuestra realidad. Los líderes de la iglesia tienen que ser mejores líderes en tiempos más retadores.
Más iglesias en necesidad de revitalización. Puede que esto sea lo último en la lista, pero la necesidad es gigante. Nueve de diez iglesias necesitan algún tipo de revitalización. Hay decenas de miles de estas iglesias y las consecuencias por equipar líderes para ellas es vasta.
Quizás esta lista le desanime mientras lee las repercusiones acumulativas. No obstante, lo veo desde otra perspectiva. Veo esta nueva realidad y este nuevo campo misionero como una gran oportunidad. No, no es la iglesia de sus padres. Es una nueva realidad retadora que requiere una mentalidad misionera. Requiere una total dependencia de Aquel que nos envía al campo misionero. Y ahí es exactamente donde Dios nos quiere.
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Vida Cristiana. Traducido del boletín digital Ministry Today Report, 22 de enero de 2015
Thom S. Rainer
Presidente y CEO de Lifeway Christian Resources