A raíz de la persecución y restricciones que viene imponiendo el gobierno chino al cristianismo en esa gran nación, que van desde cárcel y tortura a los líderes cristianos de las imparables iglesias en las casas, hasta la demolición y restricciones para construir templos; el portal cristiano español ProtestanteDigital.com publicó una nota titulada: “El Gobierno chino quiere crear su propia «teología cristiana»”, la cual resumimos a continuación:
«El crecimiento del protestantismo en China, una realidad imparable que hace que el Gobierno intente ponerle coto, por todos los medios. El pasado 7 de agosto, un medio oficialista comunicaba la voluntad del gobierno chino crear una “teología cristiana propia”, que sea “compatible” con su cultura y la idea de “socialismo” que imponen las autoridades en el país asiático.
En los últimos meses se ha incrementado la persecución hacia los cristianos en China. A la ola de demoliciones que ha tenido lugar estos últimos meses (entre 130 y 200 iglesias han sido parcialmente o totalmente demolidas sólo en la provincia costera de Zhejiang desde principios de 2014) se suma ahora este intento de someter el cristianismo al “camino socialista”.
“La construcción de la teología cristiana china tiene que adaptarse a las condiciones nacionales e integrar la cultura china”, explicó Wang Zuoan, dirigente de la Administración de Estado para los Asuntos Religiosos, citado por el diario El Pueblo en Línea. Esta teología al estilo chino “tiene que ser compatible con la ruta socialista del país”, indicó este responsable».
Este frustrado intento chino por tratar de frenar el crecimiento del cristianismo bíblico o evangélico, ahora toma otra arista, la de la ideologización de la fe en Jesucristo. A decir verdad no es la única vez en la historia que esto sucede, como tampoco es casual que siempre sea en naciones socialistas/comunistas. Sucedió en la Europa Oriental de finales del siglo 19 y durante casi todo el pasado siglo 20. La ruta que toma hoy el gobierno de China es la misma de siempre: «Si no puedes frenarlos, trata de someterlos o controlarlos».
Siendo China una «nación modelo» de Estado socialista/comunista para muchas otras naciones donde el ostracismo ideologizante pugna por no perder una hegemonía que ratos hace que está en terapia intensiva, debe preocuparnos como cristianos occidentales. Mientras el terrorismo islámico diezma a nuestros hermanos en la fe, el ideal socialista chino busca someterlo, ambos cometen el garrafal error del antaño imperio romano quien terminó por reconocer su imposibilidad de frenar la voluntad de Dios, del Dios eterno y verdadero, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Roma tuvo que abrazar el cristianismo de manera obligada, pero la ideologización y el paganismo de ese imperio terminó por corromper la fe y llevar a millones de cristianos a la apostasía e idolatría que encarna hasta hoy la religión católica romana; a saber, ese es el mayor peligro que le puede ocurrir al cristianismo en China y en el resto de las naciones que todavía creen en el utópico bienestar de la vida socialista/comunista.
Ideologizar al cristianismo o erigir un cristianismo socialista es tanto como paganizar la fe en Cristo. Es imposible que se pueda armonizar la enseñanza atea de Marx, Lenin y otros, con el Evangelio que predicó Jesucristo; la primera, niega a Dios y subyuga al hombre y lo somete a los dictámenes del «todopoderoso» Estado, mientras que el evangelio trae libertad, justicia, perdón y vida eterna.
Así que lo que pretende el Gobierno chino no es más que una antítesis del Evangelio, pues éste está por encima de la cultura, política e ideologías no sólo de China, sino del mundo entero. Jesucristo vino a establecer un reino espiritual donde Él es el Rey de reyes y Señor de señores y ante Él se doblará toda rodilla tanto de los hombres como de sus reyes y gobernantes, y eso incluye las ideologías y filosofías políticas. Dios no aceptará ningún sincretismo ni religioso ni doctrinal o ideológico que no se someta totalmente a sus preceptos claramente escritos en la Biblia.
Los hombres pueden decir y pretender lo que quieran, pero ni Dios aceptará ni permitirá que ideologicen su eterna voluntad contenida en las Sagradas Escrituras -Biblia-. Los humanos somos finitos y un día «el cielo y la tierra pasará, «pero su Palabra nunca pasará…».
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@georgesdoumat