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La niña que quería ser flor, Aris Segovia

Dios no se equivoca. Hoy te invito a volver a tu diseño original / Freepik

Hoy quiero contarles una historia de mi propia inspiración.
Había una vez una hermosa niña de larga cabellera de hilos dorados cómo el oro.
Ella amaba las flores, cada vez que se paseaba por el jardín de su casa, olía su perfume, tocaba sus pétalos y adoraba sus colores.
Ella se deleitaba tocando, viendo y oliendo las flores.
Ella veía como todos admiraban las rosas rojas.
Un día tomó una hermosa rosa roja de su jardín y la llevó a su habitación.
Estaba extasiada de su belleza, tanto que se quedó dormida con la rosa roja en su pecho.
En su sueño se puso de rodillas y clamó al cielo: Diosito las rosas rojas son hermosas, todo el mundo las admira y las ama, ¿tú podrías, por favor, convertirme en una hermosa rosa roja, como está…?
Dios; antes de conceder su deseo le aclaró: Mi preciosa, Yo te hice hermosa como las rosas, tierna como sus pétalos, con perfume inigualable y color indescriptible; ya eres una hermosa rosa roja. Si te convierto en rosa, nunca mas podré devolverte a lo que ahora eres.
La niña replicó: ¡Pero Diosito, tú puedes convertirme en una hermosa rosa roja como está…!
Así que Dios, asintió con la cabeza y convirtió a la hermosa niña de cabellos dorados en una hermosa…
rosa…
roja…
A la mañana siguiente, la madre de la niña, lloraba y lloraba sobre el lecho de la pequeña, que ahora era una hermosa rosa roja, y cada vez que la tocaba, sus pétalos se caían y cuando la atraía hacia ella, sus espinas hacían sangrar sus dedos y su pecho.
Hasta que la hermosa rosa roja, se marchitó completamente y murió….
Así somos muchas personas, como la niña y como la rosa.
Anhelamos tanto ser distintos a como Dios nos hizo y contendemos con Él y hasta muchas veces le reprochamos algunas características que son muy particulares: ¿por qué me tocó nacer en esta familia…?
¿Por qué no tuve otra madre u otro padre…?
¿Por qué tengo cabello ondulado…?
¿Por qué tengo cabello lis@…?
¿Por qué soy flac@…?
¿Por qué soy gord@…?
¿Por qué soy blanc@…?
¿Por qué soy de color…?
¿Por qué soy pobre, ¿por qué…?
¿Por qué…? ¿Por qué…?
Algunas mujeres se colocan prótesis de senos o de glúteos y en esa pelea con Dios, algunos llegan hasta a cambiarse el sexo, como si Dios se hubiese equivocado.
Y así se nos va la vida; tratando de querer ser quienes no somos.
Tratando de modificar el diseño de Dios.
En estos tiempos el mundo sufre una catástrofe mundial, yo diría que estamos en medio de la tercera guerra mundial, sin armas, la cual no sabemos ni dónde empezó; y aquí no se distingue, raza, color, sexo, religión, nacionalidad o carrera profesional, pobres o ricos. Presidentes o barrenderos.
En este momento todos somos iguales, tal cual fuimos creados.
Podrás cambiar quizás tu condición política.
Tal vez podrás renunciar a tu ciudadanía o nacionalidad.
Tal vez podrás hacerte rico y dejar de ser pobre.
Tal vez podrás acá en la tierra cambiarte de sexo.
Tal vez podrás ponerte senos grandes y ser temporalmente bella.
Pero, ¿sabes algo…?
A la hora de morir volverás a ser polvo y llegarás al lugar donde te toque llegar, así como fuiste cread@, con tu diseño original.
Y te darás cuenta que perdiste la vida en vanidades, cuando tu diseño «ERA PERFECTO» y solo debiste cumplir con dos mandamientos esenciales para ser perfectamente feliz: «Amar a Dios por sobre TODAS las cosas» y «amar a tu prójimo como a ti mismo»; ni más, ni menos.
Hermanos, Dios no se equivoca.
Hoy te invito a volver a tu diseño original y sea que mueras mañana o dentro de unos años, pregúntale a Dios cuál es el proyecto para el cual te creo y deja de quejarte por lo que no tienes o quieres.
A la hora del entierro no hay mudanza y en muchos funerales, ni siquiera hay personas que acompañen al difunto.
Detente un minuto al mirarte al espejo y háblale a la persona que está frente a ti, y solo dile: «ERES UN DISEÑO PERFECTO».

Aris Segovia
Profeta
Venezuela, 17 de abril de 2020.

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