«El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros» (Jonás 1:12).
Hay creyentes que no confían en Dios cuando pasan por tormentas como los discípulos de Jesús en la barca.
«Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero Él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mateo 8:24-25).
Hay creyentes que dan palabras de ánimo en medio de las tormentas como el Apóstol Pablo.
«Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave» (Hechos 27:22).
Pero hay uno que nos enseñó y dio a la autoridad de callar las tormentas en Su Nombre…
¡Ese es Jesucristo!
«Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?» (Marcos 4:39-41).
Cualquier tormenta que estés viviendo en este momento es disipada en el Nombre de JESÚS.
¿Cuál modelo sigues o aplicas, el de Jonás, el de los discípulos, el de Pablo o el de Jesucristo?
George Laguna
Pastor y periodista
georgelaguna@gmail.com