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Vida en la Palabra: El conocimiento es poder

 

El panel de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que el consumo de carnes procesadas  como salchichas, hamburguesas o embutidos aumenta el riesgo de sufrir cáncer. Como buenos administradores de nuestro cuerpo, el cual es templo y morada del Espíritu Santo, debemos tomar la decisión de prescindir o disminuir considerablemente el consumo de este tipo de alimentos. Según el dictamen, las carnes procesadas se consideran  carcinógenas para los humanos, siendo el grupo de sustancias más peligrosas para la salud junto con el humo del tabaco, el alcohol, el plutonio y el aire contaminado.
El cáncer es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial; en el 2012 se le atribuyeron 8,2 millones de muertes. Aproximadamente un 30 % de las esas defunciones se deben a cinco factores de riesgo comportamentales y alimentarios: sobrepeso, consumo insuficiente de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y alcohol, y la ingesta de carnes procesadas.
Los factores genéticos no son los únicos causantes del cáncer, la enfermedad también puede ser producto de factores externos, cuya mayoría pueden ser prevenidos. Es nuestra responsabilidad evitar las causas de riesgo. Todo lo que nos hace daño viene encubierto; huele bien, se ve delicioso y ¡sabe a gloria! La falta de dominio propio nos lleva a caer en la tentación de satisfacer antojitos sin control, es así como elegimos hamburguesas, perros calientes, carne roja, grasas saturadas, embutidos, frituras y un sinnúmero de alimentos que se convierten en colesterol, triglicéridos, cáncer y muerte.
El propósito de Dios es que tengamos salud. Su Palabra dice: «He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad» (Jeremías 33:6). La ciencia es una revelación del Señor para que recibamos salud. El informe de la OMS nos ayuda a tomar la determinación de hacer elecciones correctas, cambiar nuestra dieta y estilo de vida.
Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía sino de poder, amor y de dominio propio (2ª Timoteo 1:7). Si deseas una salud de hierro, un corazón que no falle y un cuerpo libre de tumores, necesitas la fuerza y la dirección del Espíritu Santo para ser libre de hábitos dañinos. Ora por sabiduría para elegir comidas sanas, por disciplina y autocontrol para mantenerte firme en esas elecciones, y recuerda: «Si pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1ª Corintios 10:31).

Liliana Daymar González
Periodista
lili_vidaenlapalabra@hotmail.com

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