(Fernando Alexis Jiménez – Pastor).-
Ocurrió en un almacén atestado de gente en Santiago de Cali, donde resido. Iba con mi familia. Buscábamos entre los estantes pero no hallábamos unas tintas que necesitaba nuestro hijo para sus tareas escolares.
Cansados de recorrer pasillos, la obligada pregunta a una empleada… Y la respuesta, con una sonrisa amplia. «Permítanme les acompaño». Nos invitó a seguirle y nos llevó justo hasta donde se hallaba el artículo. Mi esposa y yo sentimos una satisfacción enorme. La atención justificó el que regresemos una y otra vez a comprar allí.
¿Por qué muchos negocios fracasan? En cierta medida por la mala atención. Sentirse desatendido provoca desaliento. Y seguramente nadie querrá volver al mismo lugar.
Un informe empresarial elaborado en Alemania atribuyó a tres elementos el éxito de los negocios que tienen estrecha relación con atención y manejo de público: primero, que los trabajadores desde el mínimo grado hasta el de la más alta posición, se identifiquen con la empresa y la sientan suya. Segundo, conocer las metas y visión de la empresa y que asuman el compromiso de luchar por la materialización de esos objetivos, y tercero, que se revisen constantemente los procesos para determinar dónde hay fallas y qué es lo que más molesta a los clientes.
Dondequiera que usted labore, debe dar lo mejor. Es una actitud cristiana que debe reflejarse en el trabajo y el trato con los demás. El apóstol Pablo instruyó a los creyentes del primer siglo: «Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres» (Filipenses 4:5).
El cambio en su vida puede comenzar hoy, con ayuda del Señor Jesucristo. Y ese cambio debe reflejarse en nuestras relaciones interpersonales: en la iglesia, el trabajo, la universidad, el barrio y nuestra familia…
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