
«Crisis de identidad en la humanidad contemporánea».
Las teorías de la creación del ser humano aparte de la Biblia, son estrategias que han confundido a muchas personas en el mundo, que no saben de dónde vienen ni a donde van y mucho menos quienes son.
El mundo nos hace pensar que somos según lo que tenemos materialmente, según los conocimientos que tengamos y el status que tengamos en la vida. Pero todo eso es superficial y pasajero. Fuimos creados para algo mucho más valioso e importante que lo superficial.
A través de la historia podemos aprender de las raíces culturales y su influencia en la identidad y el comportamiento de las personas. «Dime de dónde vienes y te diré quién eres». Las raíces culturales y más aún, las espirituales, ejercen una gran influencia en los sistemas de creencias y determinan en un alto grado el comportamiento humano.
Solamente el que nos diseñó y nos creó, tiene la autoridad para decirnos quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Solamente nuestro Creador nos puede dar identidad, así como los padres le dan identidad a los hijos.
Génesis 1:27-28, dice: «Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: ‘Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla’».
Nuestro origen está en Dios. Él nos creó a su imagen; en consecuencia, nuestra identidad está en Dios, nuestro creador. Entonces solamente de Él podemos entender quiénes verdaderamente somos y hacia dónde vamos.
El diseño de la vida humana y su propósito solamente lo podemos aprender en el Manual de la Vida que nos dejó el Creador: La Biblia. Toda la verdad real de nuestra existencia está en ese Manual.
En el evangelio de Juan 1:12, dice: «Que todo aquel que recibe a Jesucristo el hijo de Dios, en su corazón, para creer y hacer como Él dice, ese tendrá el derecho de ser hijo de Dios».
Podemos entender de este versículo, que todos los seres humanos somos criaturas de Dios y tenemos identidad en Él, pero para tener el estatus de hijos de Dios, es necesario recibir a Jesucristo y sus enseñanzas en nuestro corazón.
Una cosa es ser criatura y otra muy diferente es ser hijo de Dios. Nuestra identidad en la vida será determinada por nuestra decisión de recibir a Jesucristo en nuestro corazón como la prioridad de vida, y vivir las enseñanzas que nos dejó en la Biblia. ¡Un hijo de Dios con esa identidad bien definida, jamás será confundido!
Un hombre y una mujer con la identidad firme de hijos de Dios, será un matrimonio que caminará por el camino de la vida con seguridad, con buena salud, bendecidos y prosperados; y cuando vengan los momentos difíciles, sabrán manejarlos a la manera de Dios; siempre tendrán amor, gozo, paz, fe, esperanza y dominio propio.
Y les enseñarán a sus hijos a vivir principios de vida y continuar la identidad de hijos de Dios, para que les vaya bien en la vida y sean exitosos en todo lo que hagan.
¡Tu matrimonio y tu familia son el regalo más preciado que Dios te ha dado. Cuídalos!
Luis y Hannia Fernández
Pastores y consejeros
luisyhannia@libresparaamar.org